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La lengua vasca, o euskera

Publicado por Pablo

EuskeraLa lengua vasca, también conocida como euskera, cuenta en el País Vasco y en el norte de Navarra con cientos de miles de hablantes, y con un número bastante menor en el departamento francés de los Bajos Pirineos.

El desarrollo literario del euskera ha sido más bien escaso, aunque en los últimos años se ha notado un evidente progreso en este ámbito. El primer libro completamente redactado en esta lengua data de 1545, y se trata de las poesías de Bernardo Dechepere. En épocas posteriores se detuvo ostensiblemente la publicación de obras de creación literaria y el Romanticismo no ejerció, en el caso del euskera, el impulso estimulante que sí endosó al catalán y al gallego.

Pero, más allá del mayor o menor éxito literario que el vasco o euskera haya podido tener a lo largo de la historia, hay una cuestión que ha mantenido ocupados a los lingüistas e incluso historiadores desde siempre. ¿De dónde proviene esta lengua? Una extravagante evidencia quedó claro desde el principio: el euskera no es una lengua indoeuropea; por consiguiente, no mantiene ninguna relación de parentesco con ninguna de sus lenguas vecinas, ni las hispanas ni las francesas, aunque éstas si hayan dejado caer una fuerte influencia sobre él.

Al margen de su origen, algo siempre han tenido claro los lingüistas, y es que estamos ante una lengua de extraordinaria antigüedad. Ya se hablaba en estas tierras del norte peninsular cuando por allí hicieron aparición los romanos.

En los inicios de la lingüística, hubo especialistas que se ocuparon de la cuestión vasca, por así llamarla. Estos primeros vascólogos, en el siglo XVIII y sobre todo XIX, formularon una primera hipótesis: el euskera habría sido la lengua hablado en toda o gran parte de la Península Ibérica prerromana. A pesar de que esta teoría contó con gran aceptación, hoy está totalmente descartada, pues se conoce bien el mapa lingüístico de la Península antes de que Roma la conquistara, y el vasco sólo ocupaba una pequeña porción norteña.

El misterio, pues, ha desafiado el quehacer de generaciones de lingüistas. Se le ha asociado con lenguas finougrias (finlandés, húngaro), con idiomas uralo-altaicos (Siberia, Asia Central, Turquía) e incluso, durante mucho tiempo, con lenguas africanas. Sin embargo, la teoría que ha gozado de más aceptada es la que lo emparenta con las lenguas caucásicas, las cuales se hablan a lo largo de la cadena montañosa que separa Europa y Asia.

La citada teoría se base en que, en una época remota, un gran conjunto de lenguas emparentadas se habrían extendido desde el Cáucaso hasta los lugares más occidentales de Europa, y una serie de circunstancias habrían hecho desaparecer a los habitantes que las hablaban, de forma que hoy sólo quedarían, en los extremos de aquel dilatado territorio, el euskera y los idiomas caucásicos.

Así fue, al menos, hasta que el vascólogo Luís Michelena la puso en duda, aunque sin negarla explícitamente, restando valor a muchas de las pruebas en las que se asienta esta teoría. La cuestión del origen del euskera sigue estando, entonces, lejos de resolverse.