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La pronunciación del castellano medieval

Publicado por Pablo

Castellano medieval en el CIDEl castellano medieval contaba con algunos sonidos que no se han conservado, es decir, que el castellano actual no los incorpora. La pronunciación moderna de nuestro idioma quedó fijada, aproximadamente, entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII. Listamos, a continuación, las diferencias de pronunciación que presentaba el castellano medieval en comparación con el castellano moderno:

– Distinguía dos variedades de S: una de ellas sorda (o lo que es lo mismo: sin vibración en las cuerdas vocales) que se solía escribir Ss cuando iba entre vocales –viniesse, por ejemplo- y S cuando se situaba en posición inicial –silla- o tras consonante –pensar-; y la otra sonora, cuando iba en posición intervocálica, que se escribía siempre S –casa-. Esta distinción pareció extinguirse en el Siglo de Oro, y sólo pervivió la variación sorda, que es la que ha llegado hasta hoy y que se escribe S.

– Había también una Ç sorda y una Z sonora, como en Plaça, o en Hazer. Se pronunciaban prácticamente como Ts, la primera, y como Ds, la segunda (Platsa, Hadser). A comienzos del siglo XVI ambas adquirieron su sonido actual –interdental-, pero la primera siguió siendo sorda (sin vibración de las cuerdas vocales) y la segunda sonora. Finalmente, esta distinción se perdió también a lo largo del siglo XVII, y subsistió solamente la que se mantiene hoy en día, la sorda. Un sonido que se escribe con C cuando va antes de E o I, y Z cuando va ante A, O o U.

– Existía una X sorda (palatal fricativa sorda, que sonaba más o menos como la Ch francesa) y una G o J sonora (prepalatal africada o fricativa sonora, más o menos equivalente a la G y la J francesas). Nuevamente, a comienzos del siglo XVI se articulaban ya a la manera de la G y la J modernas, si bien la X seguía siendo sorda y la G y J sonoras. A comienzos del siglo XVII prevaleció, como en las otras ocasiones, tan sólo la variedad sorda, es decir, la G y la J modernas, que empezaron a pronunciarse con el mismo sonido: dijo, hijo, coger.

– La lengua medieval diferenciaba entre la B (bilabial oclusiva sonora, como en barco), que procedía de la P latina (de recipio se pasó a recibo); y la V (escrita V o U) que procedía de la o V latinas (de amava a amaba, de caballum a caballo), que se pronunciaba como actualmente cubo o nave (bilabial fricativa sonora). Durante el siglo XVI se perdió la B oclusiva en posición intervocálica, y sólo quedó la variedad fricativa. Se igualaron, por tanto, las pronunciaciones de recibo, amaba y caballo. La B bilabial oclusiva sonora (escrita B o V), se mantiene en la pronunciación actual sólo cuando es inicial absoluta: barca, bola, bota; y cuando va detrás de M o N: bombardeo, enviar.

– Por último, la H procedente de la F inicial latina se pronunciaba aspirada, pero a lo largo del siglo XVI fue perdiendo la aspiración y, al final, dejó de pronunciarse.