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El concepto de transformación

Publicado por Pablo

Transformaciones chomskianasYa conocemos los conceptos de estructura profunda y estructura superficial, así como las aportaciones clave de la gramática generativa y transformacional de la escuela chomskiana. Sin embargo, como igualmente hemos visto, dentro de una misma lengua puede haber una falta de correspondencia paralela entre la estructura latente y la estructura patente, o lo que es lo mismo, entre el “significado” y la “forma” de la oración. Como vimos en los ejemplos vistos para comprender la diferencia entre ambos conceptos, que viene bien rescatar:

Ejemplo 1: El fortísimo viento derribó los árboles

Ejemplo 2: El viento, que era fortísimo, derribó los árboles

Ejemplo 3: El viento era fortísimo. Derribó los árboles.

Ejemplo 4: Yo hago el cuarto

Significado y forma no han de corresponder y, de hecho, generalmente no corresponden entre unas oraciones y otras. El problema es, pues, este: ¿cómo se relaciona la estructura latente de una oración con su estructura patente? Pues bien, la relación que existe entre una y otra estructura es lo que la gramática chomskiana ha venido a llamar una transformación.

Así, aceptamos que la estructura profunda de un mensaje concreto consta de estas dos proposiciones: “El viento era muy fuerte”; “El viento derribó los árboles”. Vamos a ver ahora cómo esta estructura puede transformarse sintácticamente, es decir, que puede traducirse –en lengua española- por estructuras superficiales bastante diferentes. Veamos:

El fortísimo viento derribó los árboles. Ha actuado aquí la transformación adjetivadora.

El viento, que era fortísimo, derribó dos árboles. Ha actuado la transformación relativa (que es la que echa mano de pronombres relativos).

El viento era fortísimo. Derribó dos árboles. Ha actuado la transformación de supresión (que elimina “el viento” en la segunda oración).

Sin embargo, han actuado también otras transformaciones, al nivel de la fonología y de la morfología, de las cuales sería demasiado extenso ocuparse. Pero, por trazarlas a grandes rasgos, podemos fijarnos en que “muy + fuerte” se ha transformado en “fortísimo”; o que “derribar + pasado + tercera persona + singular” se transforma en derribó. Aunque hayamos de ser aquí escuetos, valgan estos apuntes para esbozar cómo funcionan las transformaciones chomskianas.

Se admite que el hablante-oyente conoce un limitado número de signos (palabras y morfemas) y de reglas, también en número finito, que los relacionan en la estructura profunda. Pero conoce también –y esta es la clave- un número finito de reglas transformacionales, que actúan como multiplicadores y le permiten crear un número infinito de oraciones superficiales.

De esta manera, la gramática básica o profunda de una lengua es muy simple. Consta de muy pocas reglas, que se llaman reglas de escritura. Aplicando pues estas reglas, se construye el indicador sintagmático profundo de una oración.