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La oración gramatical

Publicado por Aroa Plaza

oración

Comenzamos este artículo señalando que a las unidades mínimas con significado completo en que se puede dividir el discurso se las denomina oraciones. La oración posee una estructura firme en los planos gramatical, semántico y fónico.

La oración puede presentarse también como una unidad de entonación, delimitada por dos pausas (inicial y final) y acompañada por un contorno melódico o curva de entonación. El tono final o tonema determinara el modo de la oración. En Juan hace los deberes , el final de la oración enunciativa es reconocible por la pausa final y por el tonema descendente. Si preguntáramos ¿Juan hace los deberes?, a la pausa final le acompañaría un tonema final ascendente; si exclamáramos ¡Juan hace los deberes!, el final sería un brusco descenso.

Ahora, resaltamos las relaciones que se establecen entre las palabras que componen la oración, que la convierten en autónoma e independiente (Isabel iba saltando en los charcos). Para que esta unidad estructural se produzca, el requisito necesario es un verbo en forma personal que reúna en sí el sujeto gramatical y el predicado, los elementos imprescindibles para que haya oración.

También es necesario apuntar que toda oración transmite una comunicación de sentido completo en cada situación de habla concreta: He recogido el paquete.

Según la actitud adoptada por el hablante las oraciones pueden ser: enunciativas (He comido pollo), exclamativas (¡Qué frío hace!), interrogativas (¿Vas a venir mañana?), imperativas o exhortativas (Levántate de la silla), optativas o desiderativas (Ojalá encuentres trabajo pronto) dubitativas (Tal vez vaya a la fiesta).

Continuamos explicando que toda oración está formada por dos elementos constituyentes principales: el sujeto (Sintagma nominal) y el predicado (Sintagma verbal). En rigor, para que exista una oración es suficiente la presencia de un verbo en forma personal: Cantamos. Los morfemas incluidos en el verbo indican la persona y número del sujeto: en el ejemplo, primera persona y número plural. Una vez que hemos hecho esta anotación pasaremos a presentar las características del sujeto. Indicaremos que la presencia del sujeto en la oración tiene carácter opcional y se produce cuando se quiere precisar la referencia en la realidad: Pedro gritó. Suele omitirse cuando está sobreentendido, es inequívoco o evidente (sería el llamado sujeto elíptico).

Distinguiremos desde el punto de vista semántico, el sujeto agente de las oraciones activas (Ramón recogió a los niños) y el sujeto paciente de las oraciones pasivas (Los niños fueron recogidos por Ramón). El sujeto formado por un sintagma nominal presenta dos rasgos principales que permitirán reconocerlo en una oración: la concordancia con el verbo en número y persona y la ausencia de preposición. Sin embargo, las dos características presentan excepciones o casos dudosos. Existen casos de discordancia entre el sujeto y el verbo, por ejemplo, cuando un nombre colectivo singular aparece acompañado de un complemento con el nombre en plural existen vacilaciones (La mayoría de los invitados acudió/casi todos los invitados acudieron).

Presentamos las oraciones impersonales como aquellas con sujeto omitido. Distinguiendo las ocasionales que se construyen con cualquier verbo en tercera persona del plural, donde el sujeto no aparece porque el discurso permite omitirlo, no se especifica porque se desconoce o porque resulta innecesario o indiferente para lo que se desea comunicar (Dicen que va llover esta semana) y las constituidas por verbos unipersonales, es decir, conjugados en una sola persona y número, en los que distinguimos las de fenómenos atmosféricos (Llueve mucho), verbos haber, hacer y ser (Hay muchos alumnos en esta clase, Hace calor, Es muy pronto aún) , e impersonales con se (Se comenta que suspenderá el concierto).

En el artículo de mañana continuaremos exponiendo este interesante tema.