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Sujeto simple

Publicado por Pablo

sujetosimple El sujeto es, como todos sabemos, una parte de la oración. En concreto, es aquella parte en la que se define a la persona, el animal o la cosa de los que se dice algo en la oración, o que desencadenan la acción descrita en ella. El sujeto es el “quién”. Si la oración es “Juan va en bicicleta”, el sujeto respondería a la pregunta: “¿quién es el que va en bicicleta?”. “Juan”.

El nombre “sujeto” proviene de la palabra latina subiectus, que significaba exactamente lo mismo. De esa misma raíz proviene la palabra “subjetivo”, otro vocablo que hace referencia a la persona o a sus puntos de vista. El sujeto, pues, es la persona gramatical, aunque realmente no tenga que ser una persona física.

Naturalmente, y como no podía ser de otra manera cuando hablamos de elementos gramaticales, existen diferentes tipos de sujetos. Algunas veces el sujeto tiene un único núcleo, y otras tiene más de uno. A veces el sujeto no aparece explícitamente en la oración, sino que se da por supuesto o se sobreentiende. Otras veces, la mayoría, sí lo hace. Algunas oraciones, las llamadas impersonales, ni siquiera tienen sujeto.

Vamos a ocuparnos del sujeto más y mejor conocido por todos: el llamado sujeto simple. El sujeto simple es aquél que aparece explícitamente en la oración y que cuenta con un único núcleo. El núcleo, por supuesto, puede ser un sustantivo o un pronombre, o cualquier otra palabra sustantivada. Pero el sustantivo es la sustancia principal de un sujeto, hasta el punto en que el sujeto puede reducirse a un mero sustantivo sin mayor problema, como ocurría en el ejemplo que pusimos anteriormente (“Juan va en bicicleta”). Lo normal, sin embargo, es que el sujeto esté constituido por un sintagma nominal en el que un sustantivo o pronombre ejerza de núcleo, y a su alrededor aparezcan otros sintagmas nominales o preposicionales que actúen como complementos de ese núcleo. Por ejemplo:

Juan, el hijo de Beatriz, va en bicicleta al colegio.

El sujeto suele aparecer, por convención, al principio de la oración. Es nuestra costumbre. Sin embargo, la posición del sujeto no es una obligación gramatical, de modo que, si quisiéramos enfatizar el predicado o simplemente tomarnos una inofensiva licencia poética, podríamos cambiarlo de sitio:

Va en bicicleta al colegio Juan, el hijo de Beatriz

O, incluso, intercalarlo entre el propio predicado:

Va Juan, el hijo de Beatriz, en bicicleta al colegio