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Adquisición del vocabulario y los sonidos en los niños

Publicado por Aroa Plaza

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La velocidad de aprendizaje de palabras en los niños es enorme, se calcula que un niño añade a su vocabulario unas 10 palabras por día. A los dos años, el niño podrá expresar unas 500 palabras y progresivamente irá ampliando su vocabulario llegando a conocer alrededor de los seis años unas 14000 palabras de vocabulario pasivo.

Es importante mencionar que el aprendizaje de palabras no solo se limita a la adquisición de vocabulario, sino que también implica la comprensión de las reglas gramaticales y sintácticas que rigen el uso de estas palabras. Los niños aprenden a usar correctamente los tiempos verbales, los plurales, los géneros y los pronombres, entre otras cosas, a medida que adquieren más vocabulario.

Podemos dividir en tres partes este proceso de aprendizaje de palabras:

1. Etiquetado.

En un primer momento, los niños aprenden a etiquetar los objetos gracias a los adultos. Estos señalan el objeto y dicen su nombre para lograr que el niño identifique la palabra con el objeto. Pero, en un primer momento, el niño asocia la palabra a la acción que el adulto efectúa cuando se refiere a ese objeto (por ejemplo, si un padre lanza una pelota y dice su nombre el niño asociará la palabra al objeto solo cuando esta sea lanzada y no cuando no esté en movimiento). Es en un segundo estadio, cuando el niño aprende a asociar la palabra al objeto en todos los casos. Normalmente, esto se produce a los dos años, momento en que los niños amplían de forma extraordinaria su vocabulario.

2. Empaquetado.

No siempre los niños emplean las palabras aprendidas en los momentos o casos adecuados. Así que, en esta fase suelen producirse:

a) Sobreextensiones: por ejemplo, emplear la palabra manzana para todas las frutas.

b) Infraextensiones: por ejemplo, emplear la palabra amarillo para el sol pero no para un plátano.

3. Creación de asociaciones.

El proceso de crear asociaciones es lento y muchas veces se retrocede hasta llegar a una estabilización. Siendo las asociaciones conlocativas las primeras en fijarse en la mente, para después instalarse las de coordinados.

Además, es importante destacar que los niños también aprenden a través de la imitación de los adultos y de sus compañeros de juego. Este aprendizaje social es fundamental para el desarrollo del lenguaje y la comunicación.

Por otro lado, hablaremos de la adquisición de los sonidos en los niños. Cuando un niño aprende a pronunciar las palabras lo de hace de forma sistemática y universal, sustituyendo unos sonidos por otros o convirtiendo sonidos similares en uno solo. Estos fenómenos se explican mediante tres teorías: la de la incompetencia física, la de los caminos preestablecidos y la de los puzzles sin resolver. Veámoslas más detalladamente:

1. Incompetencia física: Es cierto que los niños no perciben los sonidos del mismo modo que los adultos, pero este no sería el único aspecto que explicaría las dificultades que presentan a la hora de pronunciar. Además, se baraja la teoría de que aunque el niño pueda entender el sonido no es capaz de reproducirlo.

2. Caminos preestablecidos: Acerca de este tema autores como Roman Jakobson hablan de leyes implicativas, aunque estudios posteriores se decantan más por tendencias estadísticas que por leyes universales. Algunos estudiosos afirman que estos errores de pronunciación se producen debido a que algunos sonidos son menos costosos de pronunciar y por ello el niño opta por ellos. La diferencia de pronunciación de la misma palabra por parte de distintos niños se debe a que cada niño opta por la solución que le resulta más cómoda.

3. Resolución de puzzles: Esta teoría expone que el niño debe componer una especie de puzzle con las palabras, los movimientos articulatorios que les corresponden y su admisisbilidad.

Finalmente, es importante recordar que el aprendizaje del lenguaje es un proceso complejo que involucra múltiples factores, incluyendo el entorno social y cultural del niño, su desarrollo cognitivo y sus habilidades motoras. Por lo tanto, es normal que existan variaciones en la velocidad y el estilo de aprendizaje entre diferentes niños.