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Italia y la comedia dell’arte

Publicado por Aroa Plaza

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Hoy en la sección de literatura de La Guía 2000 viajamos hasta Italia para descubrir una parte de su literatura: el teatro del siglo XVI. Junto con las sacre representazioni y las obras de carácter popular triunfaba la lectura de los de los autores de la antigüedad clásica, que dio lugar a una gran cantidad de adaptaciones y reproducciones en lengua latina. Siguiendo una línea similar, pero ya en italiano, crean sus obras los dos dramaturgos que implantaron el teatro culto en Italia: Ariosto, que seguía la estela de Terencio, y Maquiavelo, autor de la comedia capital de la literatura en italiano, La mandrágora.

A parte de estos dos ilustres escritores, existe un grupo de autores entre los que figuran Chechi o Dolce, cuya importancia reside en haber influido en gran manera en la literatura dramática de otros países. Estos autores cultivaban un tipo de comedia de enredo, cuyos creadores son los autores latinos Plauto y Terencio, que estaba influida pos escritores de relatos cortos, al estilo de Bocaccio. El enredo es la parte fundamental de la obras, es decir, los malentendidos, los desconciertos y confusiones que se producen entre los personajes se convierten en el hilo conductor de la obra. Estas comedias están creadas para entretener a las gentes de los palacios y las ciudades más que como obras artísticas; aún así, se propagaron por Europa e influyeron en la obra de grandes autores como Molière o Shakespeare. También, estas comedias de enredo ejercieron su influjo en la literatura española y, así, podemos ver por ejemplo cómo las comedias de Lope de Rueda son interpretaciones de ese tipo de comedia italiana.

Pero la aportación más destacable del teatro italiano de esta época a la literatura universal es la llamada comedia dell’arte, que dejó su huella en grandes como Moliére. Se trata de un espectáculo de carácter claramente popular en el que las obras representadas no poseen un texto prefijado. Simplemente existía un pequeño guion a partir del cual los actores iban improvisando. Los personajes, que se reconocen por las ropas y máscaras que portan, son siempre los mismos: viejos cascarrabias, criados que pueden ser agudos o simples, la criada que favorece las aventuras amorosas, el soldado fanfarrón y los amantes en torno a los cuales gira la obra. Dadas las características de escaso texto del que se disponía, la improvisación era lo fundamental de la obra y exigía un alto grado de ingenio en los actores y sus gestos, bromas, danzas, etc., esto es, la expresión corporal jugaba un papel muy importante en el éxito de la representación.

Al igual que la comedia de enredo, la comedia dell’arte alcanzó una gran difusión por toda Europa. Por ejemplo, en España, desde mediados del siglo XVI, varias compañías teatrales se dedicaron a la representación de este tipo de comedia alcanzando una notable fama. Más tarde, ya en el siglo XVII, en un país como Francia estas comedias gozaron de la protección del rey y autores como Molière se dejaron influir por ellas.