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La narrativa realista

Publicado por Pablo

narrativa-realista.jpgLos largos y profundos procesos de cambio ocurridos en el siglo XIX no fueron ajenos a las artes y a la literatura. Los procesos de urbanización e industrialización, el cambio del paisaje urbano y rural, las nuevas formas de vida, los nuevos conflictos de clase, la secularización o las utopías sociales y políticas hubieron de atraer el interés de los artistas y de los escritores, que poco a poco se fueron alejando del idealista y evocador alejamiento de la realidad que había sido el romanticismo, y empezaron a interesarse por los asuntos cotidianos de sus contemporáneos, por sus miedos y esperanzas, por sus realidades. A este movimiento, que afectó a todas las artes, se le ha llamado «realismo». Como el propio Henry James, novelista realista norteamericano, definió: «el realismo es lo que de alguna forma o manera nos podríamos encontrar, mientras el romanticismo es algo que nunca encontraremos».

En su afán por mostrar la realidad «tal como era», los escritores realistas trataron de «desaparecer» de sus obras, hacerse invisibles, de forma que los hechos y los personajes fueran todo cuanto pudiera llamar la atención del lector. La literatura realista estuvo en efecto muy influenciada por el contemporáneo avance de la ciencia, y quiso representar con palabras lo que la fotografía había supuesto en el mundo de las imágenes: ser un testimonio fiel, objetivo, imparcial y veraz de su época. Así, en las novelas realistas abunda un tipo de descripción exageradamente minuciosa (a la sazón los escritores realistas se embarcaban en largos procesos de documentación, previos a la escritura) y un estilo que huye de la caracterización, dejando toda particularidad a unos personajes que hablan de forma culta o popular, correcta o incorrecta así sea su procedencia social.

En cuanto a sus orígenes y sus más egregios ejemplos, podemos citar, como mayor influencia, a los representantes realistas de la novela española del Siglo de Oro: el Quijote y el Lazarillo de Tormes en primer lugar. Jorge Luís Borges habló de las sagas escandinavas como primer referente del realismo, si bien aquella literatura careció de continuidad. En la época realista propiamente dicha hay algunos nombres que brillan con luz propia y se erigen en máximos exponentes del movimiento realista literario: Honoré de Balzac y Gustave Flaubert en Francia, Fyodor Dostoiveski y Leon Tolstoi en Rusia, Charles Dickens en Inglaterra, Henry James en Estados Unidos, Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín o Emilia Pardo Bazán en España.