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Métrica y poesía

Publicado por Pablo

metrica-poesia.jpgLa poesía, como todos sabemos, es un género literario con unas particularidades muy marcadas y muy fácil de distinguir de la prosa. Lejos de la libertad de esta última, el poeta tiene que hacer frente a ciertas restricciones que le afectan en muchos sentidos. Sus textos deben estar versificados, es decir, compuestos por frases o sentencias que generalmente tienen que cumplir unos requisitos referentes a su dimensión silábica. Además, estos versos formarán una serie de párrafos que a su vez también tienen que cumplir una serie de requisitos relacionados con la rima y la acentuación.

Todo este conjunto de «normas» es lo que se conoce como métrica, que sirve tanto a los poetas a la hora de componer poesías de una determinada manera, como a los lectores y críticos a la hora de estudiarla.

En cualquier caso, es importante saber que cada lengua tiene su propia métrica. En la antigua métrica grecolatina, por ejemplo, el poeta debía construir su poema a base de repetir una determinada secuencia de sílabas largas y breves. En la métrica de la lengua española, el verso se forma mediante un número fijo de sílabas, así como una determinada distribución de los acentos y las tonalidades y otra serie de reglas optativas referentes a la rima.

De esta forma, tanto los versos como las estrofas se pueden clasificar en diferentes tipologías.

Los versos pueden ser, atendiendo a la acentuación de su sílaba final, oxítonos si terminan en palabra aguda, paroxítonos si terminan en palabra llana, proparoxítonos si terminan en palabra esdrújula. Si atendemos a su número de sílabas, distinguiremos entre versos de arte menor (los que estén formados por versos de hasta ocho sílabas) y de arte mayor (más de ocho sílabas).

Cuando hablamos de estrofas, la clasificación se realiza según el número de versos. Con dos versos exiten pocas composiciones, básicamente el pareado y algunas variantes del mismo, como la alegría y el aleluya. Con tres versos encontramos el terceto, de versos generalmente endecasílabos, y la soleá, con versos de arte menor.

Las estrofas de cuatro versos generan composiciones muy variadas. La cuarteta asonantada forma versos octosílabos de rimas asonantes; al contrario que el cuarteto, que emplea rimas consonantes. La seguidilla es muy similar aunque más popular, y tiene variaciones como la seguidilla real o la seguidilla gitana. También destacan el serventesio, con versos endecasílabos o alejandrinos, y la cuaderna vía, de versos alejandrinos. También hay composiciones de cinco versos (quintetos), seis, siete, ocho (octavas) y hasta diez, pero las composiciones más populares son las que mezclan distintas estrofas, como ocurre con el zéjel, el cosante, el romance o el soneto, que se compone de dos cuartetos y dos tercetos.