Lengua
Inicio Poesía Licencias métricas

Licencias métricas

Publicado por Pablo

licencias-metricas.jpgPara poder hablar adecuadamente de las licencias métricas, que es lo que queremos hacer en este artículo, es necesario primero dejar claro lo que es la métrica: el conjunto de normas y regulaciones que se encargan de la formación rítmica de un poema. La métrica generalmente se ocupa de determinar el número de sílabas de cada tipo de poema, y de regular el régimen de acentos y la posición y tipología de las rimas. Es, lógicamente, un conjunto de normas más orientativas que obligatorias, si bien la mayoría de los poetas se sirven de ellas para componer sus poemas.

La métrica, pues, nos ofrece un conjunto de directrices. Y cuando los poetas deciden tomarse la libertad de no cumplirlas, se dice que se han tomado determinadas licencias métricas. Las licencias métricas, así, son los recursos de los que el poeta dispone con plena libertad a la hora de componer sus poemas. Son sus espacios de total libertad creadora.

¿Cuáles son las principales o las más habituales licencias métricas? Bien, las más habituales son las que afectan al número total de sílabas, que es uno de los aspectos más regulados por las directrices de la métrica. La sinalefa, por ejemplo, es el fenómeno que se produce cuando una palabra termina en vocal y la siguiente también empieza por vocal, o por «h». Fijémonos en este verso:

el agua de un cauce sereno

Aquí, si bien aisladamente contamos once sílabas, las palabras «de» y «un» se pronuncian con un sólo golpe de voz («deun»), por lo que a efectos métricos se cuentan como una única sílaba.

No siempre que esto ocurre se produce sinalefa. Si la primera sílaba de la segunda palabra es tónica, la unión del golpe de voz no tiene lugar, como por ejemplo en:

aquél que huye

El poeta puede igualmente incrementar el número de sílabas recurriendo a la diéresis, que consiste en pronunciar con dos golpes de voz las dos vocales de un diptongo. Así, por ejemplo, si bien la palabra «ruido» es bisílaba («rui-do»), un autor puede romper el diptongo para que cuente como trisílaba («ru-i-do»).

El efecto contrario, romper un hiato para pronunciarlo como una sóla sílaba, también es un recurso a disposición del poeta, y se denomina sinéneris. Ocurre cuando el poeta quiere que pronunciemos «océano» como «o-céa-no» en lugar de como «o-cé-a-no», con el mismo objetivo de cuadrar el número de sílabas de un determinado verso.