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Sustantivos abstractos

Publicado por Pablo

abstractos Desde hoy y en adelante, en La guía de lengua vamos a iniciar un estudio pormenorizado acerca de los sustantivos o nombres, esas palabras versátiles y siempre presentes en las oraciones, normalmente como núcleo del sujeto, y que puede desempeñar tantas funciones y a la vez presentar multitud de tipologías diferentes.

Los sustantivos, en efecto, son aquellos tipos de palabras que solemos encontrar desempeñando la función de núcleo del sujeto. En realidad, suelen ser los núcleos de cualquier sintagma nominal o preposicional que aparezca en una oración. Y la razón de ello es que un sustantivo, al contrario que -por ejemplo- un adjetivo, es una palabra que tiene una existencia gramatical independiente, o dicho en otras palabras, no necesita la aparición de otra para poder “existir” en la oración.

Existen muchos tipos de sustantivos diferentes, que tradicionalmente se han agrupado en una serie de grandes grupos que, en muchos casos, son opuestos entre sí. Es el caso de los sustantivos abstractos y de los sustantivos concretos.

Hoy vamos a ocuparnos de los sustantivos abstractos. Siguiendo al célebre filósofo español José Ortega y Gasset, diríamos que un sustantivo abstracto es aquél que nombra a un objeto no independiente, es decir, a un objeto que necesita algo en lo que apoyarse para existir. Así, por ejemplo, la “fealdad” y la “hermosura” serían sustantivos abstractos, en tanto necesitan una persona, un animal o una cosa que en efecto resulta “fea” o “hermosa”.

La relación entre los sustantivos abstractos y los adjetivos puede que resulta ya bastante evidente. Como hemos dicho, del sustantivo “fealdad” puede derivarse el adjetivo “feo”. Del sustantivo “hermosura”, el adjetivo “hermoso”. Los sustantivos abstractos, en realidad, suelen ser fácilmente adjetivables, cosa que no sucede con los sustantivos concretos, al menos no con tanta frecuencia.

En el fondo, y en un intento de explicarlo de una forma más sencilla, decimos que un sustantivo es abstracto cuando hace referencia a un objeto que no se puede tocar o que no se puede se puede percibir con los sentidos, sino que únicamente se puede “imaginar”. En cambio, un sustantivo es concreto cuando sí se puede tocar, oír, degustar, ver o sentir.

“Felicidad” es un nombre abstracto, al igual que “desgracia”, “dicha” y “desdicha”. También son nombres abstractos los conceptos políticos, como “poder”, “democracia” o “dictadura”; las estaciones como “primavera” o “invierno”; los sentimientos de “amor”, “amistad”, “odio”; las invenciones humanas como “ciencia”, “empresa”, “religión”, etcétera.

Para profundizar un poco más en la naturaleza de los sustantivos abstractos, podemos decir que estos suelen ser el resultado de un proceso de abstracción del pensamiento humano. Este proceso nos permite separar y aislar características o cualidades de los objetos o seres concretos para convertirlas en entidades independientes. Por ejemplo, podemos hablar de la “velocidad” como un concepto abstracto que se desprende de la observación de objetos o seres en movimiento.

Además, los sustantivos abstractos suelen ser incontables, es decir, no podemos hablar de “dos felicidades” o “varias democracias”, al menos no en el mismo sentido que hablaríamos de “dos manzanas” o “varias ciudades”. Esto se debe a que los sustantivos abstractos, al referirse a conceptos o ideas, no se pueden dividir en unidades discretas de la misma manera que los sustantivos concretos.

Por último, es importante destacar que los sustantivos abstractos pueden ser tanto singulares como plurales, aunque su uso en plural suele ser más limitado y depende en gran medida del contexto. Por ejemplo, podemos hablar de “las libertades” en el sentido de diferentes tipos o aspectos de la libertad, pero no podemos hablar de “las velocidades” en el mismo sentido.

En definitiva, los sustantivos abstractos son una categoría fascinante y compleja de palabras que nos permiten expresar y comunicar una gran variedad de ideas, conceptos y emociones. Su estudio y comprensión nos ayudará a enriquecer nuestro lenguaje y a mejorar nuestra capacidad de expresión y comunicación.