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Las lenguas prerromanas

Publicado por Pablo

Lenguas prerromanasEs bien sabido que el español, al igual que el francés o el italiano, es una lengua derivada del latín. Pero eso no significa que no tenga otras influencias. Durante un tiempo, el castellano convivió con el árabe. Y durante mucho tiempo, en los lugares donde más adelante se habló español, el latín fue el idioma más utilizado. Pero cabría plantearse una cuestión, ¿y antes del latín, qué se hablaba?

Los romanos llegaron a la Península Ibérica en el año 218 a.C., y encontraron una tierra en la que se hablaban diversas lenguas. A estas lenguas las llamamos hoy prerromanas, y las principales eran el celtíbero, el vasco, el ligur, el lusitano, el íbero y el tartesio. El mapa lingüístico de aquella época era sumamente diverso:

Al norte, a ambos lados de los Pirineos, estaban establecidos pueblos que hablaban una lengua común, la cual hoy subsiste (y es la única de estas lenguas prerromanas que lo ha conseguido), el vasco.

En la baja Andalucía y el sur de Portugal estaban asentados los pueblos turdetanos y tartesios, que se dedicaron muy activamente al comercio con fenicios y griegos. Los fenicios fundaron muchas ciudades en el litoral, como Gádir (Cádiz), Asido (Medinasidonia), o Málaka (Málaga). Como veis, los nombres por los que hoy las conocemos tienen un origen fenicio o, lo que es lo mismo, prerromano.

Por el Levante se extendían los íberos, a quienes los griegos conocieron primero y le dieron a toda la Península su nombre: Iberia, otro término prerromano, como Lucentum (Alicante), Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias).

El centro y el noroeste de la Península estaban ocupados por pueblos ligures, que tenían también su propia lengua, y que también nos dejaron diversos topónimos como Toledo, Langa, Berlanga, Barcelona o Tarazona.

Los celtas, que procedían del norte de Europa, ocupaban Galicia, Portugal, y algunas regiones del centro peninsular y de Sierra Morena. Sus palabras compuestas con briga (que significaba fortaleza, o colina), y por sego (victoria) componen hoy muchos nombres de lugar en la geografía española: Mirobriga es Ciudad Rodrigo, Coninbriga es Coimbra, Brigantium es Betanzos, y Segontia es Sigüenza, por poner sólo algunos ejemplos.

Con la llegada de los romanos y la latinización lingüística de toda la Península (excepto del norte, que siguió hablando vasco), todas estas lenguas dejaron de hablarse, pero se resistieron a abandonar el mundo sin dejar a la posteridad algunas muestras de su existencia. Haciendo un poco de arqueología lingüística, descubrimos que términos como vega, barro, carrasca, páramo, balsa, losa o arroyo, por ejemplo, tienen un origen previo a la llegada de los romanos. Son, pues, palabras prerromanas.