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El gallego y el portugués

Publicado por Pablo

Gallego, iniciosLas lenguas modernas gallega y portuguesa proceden de la lengua medieval románica que se formó en los territorios emplazados al norte y al sur del río Miño. Estas tierras fueron conquistadas por los reyes asturianos, y pertenecieron sucesivamente a las coronas de León y de Castilla (además de unos breves períodos de tiempo, sobre todo durante los siglos X y Xi, en los que constituyeron un reino independiente).

Alfonso VI de Castilla, como reconocimiento a la personalidad de Galicia, convirtió ésta región en condado a finales del siglo XI, y se lo concedió, con cierto grado de autonomía, a su hija Urraca. Sin embargo, el rey le hizo a su hija Teresa una concesión semejante, otorgándole las tierras situadas entre el Miño y el Tajo. De las disputas surgidas en relación a este conflicto, así como en los sentimientos secesionistas de los nobles de aquel condado, se basa la independencia política de Portugal.

En todo caso, la división que acabamos de citar y que fue realizada a finales del siglo XI, no fue impedimento para que ambos territorios compartieran, durante varios siglos más (del XII al XIV, al menos), su misma lengua neolatina, a la que de hecho se dio el nombre de gallego-portugués. En esta lengua se escribieron las mejores obras de una poesía lírica de genuina belleza (las conocidas cantigas de los cancioneros galaico-portugueses. El prestigio lírico que alcanzó el idioma hizo que numerosos escritores castellanos, durante aquella época, lo adoptases a la hora de componer sus poesías. Incluso Alfonso X usó esta lengua para escribir sus Cantigas a la Virgen.

Sin embargo, la comunidad lingüística que durante esos siglos formaron, juntos, los habitantes del norte y el sur del río Miño, comenzó a distanciarse a lo largo del siglo XV. La lengua del sur se convirtió en el idioma nacional de Portugal, alcanzó un gran cultivo artístico, y se exportó a Brasil tras la conquista portuguesa. En cambio, el gallego vio pronto agotado su esplendor poético medieval, y se redujo al estadio de idioma regional integrado en un estado que ya poseía su propia lengua, el castellano. No superó su condición de idioma hablado hasta el siglo XIX, que fue cuando empezó a escribirse. De esta forma, la vieja lengua común de estas tierras se dividió en dos diferentes, aunque bien parecidas: el gallego y el portugués.

Los rasgos que las diferencias son de orden fonético, morfológico, léxico y sintáctico. El gallego, por ejemplo, tiene siete vocales, mientras el portugués cuenta con algunas más. El gallego –al igual que el castellano- unificó la pronunciación de la B y la V latinas, cosa que no hizo el portugués. Por último, y quizá sea este uno de los más evidentes, el gallego tiene, en buena parte de su territorio, el tonema Z, mientras el portugués lo sustituyó por S.