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El lenguaje literario

Publicado por Pablo

LiteraturaTodas las obras literarias son, en sí mismas, actos de comunicación sumamente estructurados. Hay un emisor (el autor), y un receptor (el lector) y, aunque existen numerosos géneros literarios con sus particularidades y características, existe un código más o menos general a todos, que es lo que conocemos como el lenguaje literario.

Aunque todos los hablantes de una comunidad lingüística utilizan la misma lengua, existen en ella diferentes registros y formas. Una de ellas es el lenguaje literario, que es diferente al lenguaje común. Es normal que, tal como hablan los personajes de una novela, o tal como se describe en ella un paisaje o una situación, no sea la manera en que un amigo le cuenta a otro, en la vida real, lo que ha visto en un viaje. Aunque la intención comunicativa sea la misma, los usos y expresiones que empleamos para llevarla a cabo varían. Pues bien, el lenguaje literario cuenta con las siguientes características:

Plurisignificación: el lenguaje literario da lugar a muchas interpretaciones de un mismo texto, hace descubrir relaciones insospechadas y puede sugerir tantos sentidos como lecturas se hagan. Muchas veces se dice que es distinto leer un mismo libro en dos épocas distintas de la vida, o que cada lector le da a cada libro un sentido distinto. Es, como vemos, una característica propia y fundamental de la literatura.

Connotación: las palabras se cargan de nuevos significados que invitan al lector a dar al texto un sentido que, generalmente, va más allá de su significado habitual, o denotativo. El texto literario sugiere cosas, que a veces están escondidas, entrelazadas, esperando a ser descubiertas por el lector avispado.

Originalidad: este lenguaje huye de expresiones gastadas y típicas. Busca crear nuevas expresiones, nuevas acepciones de palabras, incorpora cultismos y recupera giros populares. En resumen, aprovecha al máximo el sentido figurado y usa los diferentes recursos de la retórica en su máxima expresión (hipérboles, antítesis, ironías, metáforas, etcétera).

Predominio de la función poética: entre todas las funciones del lenguaje, esta es la más utilizada, lo que se refleja en lo siguiente:

Se busca que el lector experimente placer estético al leer, de forma que la expresión se desvía del uso común para que produzca extrañeza y admiración. Se atrae, de esa manera, la atracción del lector sobre el propio código.

Los términos elegidos se seleccionan y combinan teniendo en cuenta previamente algún tipo de equivalencia que se relaciona entre sí. En muchos casos esta equivalencia es fonética, buscando que el sonido asemeje la realidad que se intenta representar (ejemplo: en el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba)

El lenguaje se hace recurrente: lo que ya apareció una vez, vuelve a aparecer de nuevo. Es también una forma de que el lector se fije en el propio código y lo encuentre estéticamente placentero. El máximo grado de recurrencia lo encontramos en la poesía, que se compone de una repetición de las mismas estructuras: versos, estrofas…