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«Horacio Kalibang o los autómatas», de Eduardo Ladislao Holmberg

Publicado por Aroa Plaza

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En este y próximos artículos vamos a hablar del cuento en la narrativa hispanoamericana. Así, elegiremos una serie de autores clave en este tipo de narración breve y nos adentraremos en algunos de sus cuentos más destacados.

Comenzamos hablando del autor Eduardo Ladislao Holmberg y su cuento Horacio Kalibang o los autómatas. Este autor pertenecía a una familia de origen alemán que emigró a Argentina y, por tanto, es conocedor de la los cuentos fantásticos de origen alemán. Normalmente, la literatura española es tachada de realista; así que, probablemente, la literatura alemana e inglesa, con autores como Poe o Hoffman, influyera en gran medida en la introducción de elementos fantásticos en el cuento. Además, a esta influencia foránea se añadirían otros elementos fantásticos procedentes de la cultura popular argentina.

Holmberg es una autor que desarrolla su obra a finales del siglo XIX, momento en el que le naturalismo y el positivismo inundaban las páginas de los libros. La educación se renueva en esos años y de una educación autoritaria se va pasando poco a poco a una educación positivista. En este contexto, Holmberg se formó como médico y llegó a dirigir el zoológico de Buenos Aires.

Horacio Kalibang o los autómatas es un cuento que cuenta la historia de un visitante insólito, un ser artificial, y la existencia de dobles, es decir, de seres idénticos a otros. A pesar de ser temas pertenecientes a la literatura fantástica, estos se tratan desde un punto de vista decimonónico que nada tiene que ver con la literatura fantástica de autores del siglo XX como Julio Cortázar o Borges, pues la literatura fantástica del siglo XIX busca aterrorizar y estremecer al lector. Además, su estructura también revela su escritura en ese siglo, ya que se emplea la tradicional división en tres partes:

– La primera parte consiste en una presentación bastante extensa, en la que se presenta al personaje fundamental.

– La segunda parte desarrolla el planteamiento de la trama del cuento.

– En la tercera parte se produce el desenlace del cuento.

El autor sitúa la acción del cuento en Alemania y emplea elementos de la opereta, añade algunas notas de color que pintan un pequeño retrato de la Alemania del momento y alude a algunas ciudades del país. El cuento, dedicado a un amigo médico de profesión y gran positivista llamado José María Ramos Mejía que mantuvo una ardua lucha contra la corriente espiritualista, ironiza el espiritualismo vigente en la época. El cuento parte de una cuestión científica sobre una serie de aspectos extraños que no tienen, y que quizá nunca tengan, ningún tipo de explicación. Estos extraños aspectos los conocemos a través del diálogo establecido entre un materialista y un defensor de la religión. Algunas cuestiones de este cuento que merecen ser citadas son: la ocultación de la persona que narra y que no se descubre hasta el segundo apartado, las digresiones que aparecen en el texto o la descripción costumbrista de los personajes.

El final del libro, como era esperable, se llega a la conclusión de que los autómatas son los espiritualistas y no los positivistas.