Verbos regulares
Desde La guía de lengua hemos empezado una serie de artículos dedicados al estudio en profundidad de la palabra clave de toda oración, esto es: del verbo. Pretendemos estudiarlo en todas sus manifestaciones y dar cuenta de su diversidad, y por eso en el artículo de hoy, habiendo tratado ya detalladamente el tema de los verbos irregulares, vamos a ocuparnos de cómo funcionan y se organizan la inmensa mayoría de ellos, es decir, los verbos regulares.
Los verbos regulares son, propiamente hablando, los que no son irregulares. O lo que es lo mismo: son aquellos cuya conjugación puede hacerse de forma automática, pues no varía, si se conoce la raíz del infinitivo y las reglas para la creación de desinencias temporales y genéricas.
La principal diferenciación interna entre el gran grupo de los verbos regulares es, como es fácil imaginar, la existencia de las tres conjugaciones. En efecto, los verbos que terminan en “-ar” se conjugan de una manera, los verbos terminados en “-er”, de otra, y los verbos terminados en “-ir” tienen a su vez sus propias reglas de conjugación.
Conjugar significa combinar y ordenar. Y en concreto, lo que se ordena es tanto el tiempo como la persona en la que el verbo se nos presenta.
Un ejemplo de cada conjugación puede hacernos ver las cosas más sencillamente. Empecemos por la última y elijamos el verbo latir. En presente se nos presentaría de esta manera:
Yo lato
Tú lates
Él late
Nosotros latimos
Vosotros latís
Ellos laten
Es fácil observar que no varía más que “el final”, o lo que es lo mismo, las desinencias empleadas. Todas las formas conjugadas empiezan por “lat”, que es la raíz del infinitivo, e incorporan la desinencia apropiada a cada persona. Así pues, si queremos conjugar cualquier verbo de la tercera conjugación, sólo tenemos que conocer la raíz, y añadirle las desinencias -o, -es, -e, -imos, -is, -en. Como a vivir:
Yo vivo
Tú vives
Él vive
Nosotros vivimos
Vosotros vivís
Ellos viven
Es fácil, pues, conjugar los verbos regulares. Y lo mismo ocurre con los representantes de las dos primeras conjugaciones, que sólo presentan ligeras variaciones. Veamos un ejemplo con el verbo “comer”:
Yo como
Tú comes
Él come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
Ellos comen
Así, las desiencias de la segunda conjugación, en el presente de indicativo, son -o, -es, -e, -emos, -éis, -en (sí, son realmente parecidas a las de la tercera conjugación).
Y lo mismo ocurre con la primera: conjuguemos “amar” para verlo:
Yo amo
Tú amas
Él ama
Nosotros amamos
Vosotros amáis
Ellos aman
Aquí la raíz es “am”, y las desinencias: -o, -as, -a, -amos, -áis, -an.