Lengua

María Moliner

Publicado por A. Cerra

María Moliner Ruiz (1900 -1981) es una de las mujeres más importantes que han dado las letras españolas. Y lo es por su obra lingüística de incalculable valor, y más aún cuando se conocen sus humildes orígenes en una pequeña población de la región de Aragón a comienzos del siglo XX, concretamente en Paniza, provincia de Zaragoza.

Eso no impidió que en 1921 lograra la licenciatura en Historia por la Universidad de Zaragoza, y tan solo un año después ganara en oposición su plaza como archivera y bibliotecaria del Estado.

Eso le llevaría a Madrid donde siguió ampliando sus estudios, aunque antes de instalarse en la capital también trabajó en otros destinos a lo ancho y largo de la Península Ibérica, como por ejemplo, Murcia, Valencia o el Archivo de Simancas. Además de que durante unos años, tanto ella como su marido, sufrieron los desmanes del régimen franquista, bajándole varias veces en escalafón de funcionarios del Estado. Y es que siempre fue una mujer de ideas republicanas, y estaba convencida de que la educación y la cultura eran los verdaderos vehículos para cambiar la sociedad.

Esa misma filosofía es la que inspiró su gran obra, la cual fue capaz de realizar mientras desarrollaba su labor profesional. Estamos hablando de los dos volúmenes que componen su Diccionario del uso del español, popularmente conocido como “El María Moliner”.

En la redacción de este diccionario invirtió unos 10 años, desde 1950 hasta 1965, para finalmente ver la luz en 1966. Una publicación que en gran parte se hizo realidad gracias a la contribución y ayuda del poeta Dámaso Alonso. Una obra que por su gran tamaño podría parecer que es fruto del trabajo de varios autores, pero sin embargo la hizo ella sola.

Para su consecución, estudió el significado de decenas de miles de palabras en distintas situaciones. Es decir, teniendo en cuenta su contexto, y de esta forma a la definición de cada palabra añadió el ejemplo de distintos usos, con diversos orígenes y en expresiones de lo más variado, tanto cultas como populares.

Con este diccionario buscaba superar a los diccionarios clásicos, insertando en cada entrada además de las definiciones, una serie de asociaciones semánticas y conceptuales para cada vocablo.

Y curiosamente pese a lo importante de su obra, y el reconocimiento que alcanzó, jamás llegó a ingresar y formar parte de la Real Academia de la Lengua, dados los postulados machistas que regían en semejante institución.