Dulce María Loynaz
Hoy nos introduciremos en la biografía y trayectoria literaria de la escritora cubana Dulce María Loynaz, una de las principales figuras de la literatura cubana.
Dulce María Loynaz Muñoz nació el 10 de Diciembre de 1902, en La Habana, Cuba. Fue hija del poeta y general del Ejército Libertador Cubano, Enrique Loinaz del Castillo, y de María de las Mercedes Muñoz Sañudo.
Crecería en el barrio cubano de El Vedado junto a sus cuatro hermanos. No asistirían a la escuela, ya que se padre prefirió que se educaran en casa. Posteriormente, estudiaría Derecho Civil en la Universidad de La Habana, doctorándose en 1927, e incluso llegaría a ser nombrada doctor “Honoris Causa”.
Iniciaría su carrera literaria antes de cumplir los 18 años, mediante la publicación de sus primeras obras, “Invierno de almas” y “Vesperal”, en el periódico “La Nación”.
A finales de la década de los años 20, y casi entrados los 30, comenzaría una serie de viajes junto a su padre, que la llevarían a recorrer países como Turquía, Egipto, o Palestina. Tras uno de esos viajes, en el que pudo visitar la tumba de Tutankamon, escribiría “Cartas de amor al Rey Tut-Ank-Amen”, inspirada en dicha visita. Otro de esos viajes, llevaría a la escritora cubana a visitar España, donde entablaría amistad con diferentes figuras literarias, entre las que destaca la de Federico García Lorca.
En 1937 contraería matrimonio con su primo, Enrique de Quesada y Loynaz, pero dicho matrimonio solo duraría siete años, tras el fracaso del matrimonio. Un par de años después, contraería de nuevo matrimonio, esta vez con un periodista canario llamado Pablo Álvarez de Cañas.
La escritora cubana siempre mantendría una gran relación con España. En 1947 sería galardonada con la Cruz de Alfonso X el Sabio, también sería nombrada miembro de la Academia Nacional de Arte y Letras, y recibiría el Premio Cervantes en 1992, entre otros.
En 1947 publicaría un libro de poemas titulado “Juegos de agua”. Tras éste, en 1951, publicaría una de sus obras más importantes y reconocidas, la novela titulada “Jardín”, en la que demuestra un gran dominio en la utilización de recursos del denominado Realismo Mágico. La escritora cubana demostraría ser una precursora de dicho género o estilo, ya que no aparecería hasta décadas después.
Durante su etapa en España publicaría un gran número de obras, entre las que destacan, “Poemas sin nombre”, de 1953, “Obra lírica”, publicada dos años después, “Últimos días en una casa”, de 1958 o “Un verano en Tenerife”, de ese mismo año. También colaboraría con diferentes medios, publicando artículos en revistas y periódicos como “El Mundo” o “El País”, entre otros. Entre estos ensayos publicados en dichos periódicos, podemos nombrar algunos como “Impresiones de un cronista”, de 1947, “Crónicas de ayer”, de 1954, o “Entre dos primaveras”, de ese mismo año.
A finales de los 80 volvería de nuevo a Cuba, donde sería nombrada miembro de la Academia Cubana de la Lengua y miembro Emérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, además, sería galardonada con el Premio Nacional de Literatura.
Dulce María Loinaz falleció en La Habana, el 27 de abril de 1997.