Participio
El participio es una de las formas no personales del verbo, y no sujetas, por lo tanto, a las normas de conjugación habituales. Los verbos adoptan la forma del participio cuando quieren funcionar al modo de los adjetivos, pero sin perder en forma total su naturaleza originaria, tal que verbos.
Hay diferentes tipos de participios.
– El participio absoluto se sitúa siempre entre dos pausas, tiene su propio sujeto y aparece como norma obligatoria entre una cláusula absoluta.
– El participio activo se utiliza para expresar la capacidad de realización de una acción (que es la acción del verbo). Este tipo de participio, en español, acaba siempre en «-nte» (permanente, intrigante, alarmante, etc.), y se integra de forma ya total en la categoría de los adjetivos.
– El participio pasivo se utiliza para expresar una acción que ha ya sucedido, sea hace mucho tiempo o de forma muy reciente (comido, dormido, expulsado, etc.).
En la lengua latina había varios tipos de participios: al menos uno por cada uno de los tiempos verbales presente, pasado y futuro. El paso del latín al castellano acabó por eliminar dos de ellos (el de presente y el de futuro) de forma que el único participio que permaneció activo -y que es el que hoy en día seguimos usando- es el viejo participio pasado latino. Así, en castellano el participio siempre es de tipo pasivo, y aparece siempre en una forma simple, en tiempo pasado y en aspecto perfectivo. Lo utilizamos para:
– formar los tiempos perfectos -o compuestos- de las demás conjugaciones, como en «he abierto», «has comido», «ha dormido», «hemos comenzado», «habéis llegado» o «han cantado».
– construir la voz pasiva, como en «el nuevo presidente ha sido elegido por los ciudadanos».
– construir determinadas fórmulas de las oraciones subordinadas, como en «y dicho esto, abandonó la sala».
– actuar como adjetivos calificativos de los sustantivos, como en el «el libro prestado no fue devuelto en el plazo preceptivo».
El participio castellano se construye añadiendo a la raíz verbal la terminación «ado» (para los verbos de la primera conjugación, como «cantado», «pactado» o «plantado») o «ido» (para los verbos de segunda y tercera conjugación, como «bebido», «establecido» o «sentido»), pero existen verbos que cuentan con formas irregulares de participio. Estos verbos pueden ver su raíz completamente desfigurada y no suelen acabar en las terminaciones anteriores, por ejemplo:
Decir se convierte en dicho
Escribir se convierte en escrito
Hacer se convierte en hecho
Algunos verbos pueden, no obstante, contar con formas regulares y también irregulares, considerándose válidas ambas.