Distribucionalismo
El distribucionalismo fue propuesto por primera vez por el lingüista norteamericano Leonard Bloomfield, figura capital en su disciplina, que lideró durante décadas el desarrollo de la lingüística estructural en su país; y matizado, mejorado y perfeccionado después por sus alumnos y herederos intelectuales. El distribucionalismo recibe importantes influencias de las teorías lingüísticas de Saussure, así como de la glosemática. Su nombre hace referencia a la importancia que tiene en la teoría la noción y el significado de la distribución.
El distribucionalismo parte de la psicología del behaviorismo, o del comportamiento, la cual viene a afirmar la previsibilidad o explicabilidad del comportamiento si se conocen las situaciones en que éste aparece, independizándolo así de cualesquiera factores internos. Bloomfield aplicó esto a la lingüística, afirmando que un acto de habla no es otra cosa que un comportamiento particular, y que, en lógica consecuencia, este acto de habla puede -es más: debe- explicarse desde las condiciones externas de su aparición. A este pensamiento se le llama mecanicismo en oposición al mentalismo, que había afirmado que el acto de habla es un efecto de los pensamientos de quien lo ejecuta.
Pero, en realidad, la tesis de Bloomfield y del distribucionalismo va más allá, pues afirma que la lingüística debe limitarse a describir el habla, el acto de hablar, el lenguaje, y no cualquier otro tipo de consideración mentalista o psicológica.
De esta forma, el estudio de una lengua determinada consiste para el distribucionalismo en la reunión de un conjunto amplio de enunciados realmente utilizados por los hablantes de una lengua en un tiempo dado. A este conjunto se le llama corpus. Y, posteriormente, se buscan las regularidades en este corpus para lograr un descripción apropiada, ordenada y sistemática.
De esta manera, el análisis distribucionalista concluye con un método que le sirva para descomponer los enunciados de su corpus de datos, y construye con ellos un análisis de los constituyentes inmediatos. Con este análisis ya puede establecer a cada frase una construcción, o bien una estructura jerárquica, descomponiendo los enunciados en segmentos más primarios, que son sus constituyentes inmediatos, y luego dividiendo nuevamente estos segmentos para llegar sus propios constituyentes. Así lo hace sucesivamente hasta que llega a las unidades mínimas.
El último objetivo de este análisis es alcanzar una clasificación de los citados constituyentes. Para lograrlo, se reagrupan todos aquellos constituyentes que contengan una distribución parecida, y de esta forma se consiguen las llamadas clases distribucionales.