Honoré de Balzac
Honoré de Balzac realizó un largo aprendizaje en París antes de comenzar a plasmar todo su talento en sus novelas. En la capital de Francia pasó hambre y frío, y se movió en los ambientes más sórdidos. Su precariedad económica no le impedía sin embargo gastarse el poco dinero que adquiría en lujos inútiles, aunque –o quizá porque- su gran ambición era triunfar como novelista. A pesar de algún que otro fracaso en sus inicios, al final lo consiguió.
A partir de la década de 1830, Balzac empezó a desarrollar una serie de estudios en los que fue estructurando su ideal de escritor. Estos estudios culminaron con la llamada Comedia humana, término que acuñó él mismo. Bajo este título, Balzac pretendía realizar un ciclo de más de un centenar de obras. Y, a pesar de la inmensidad de este proyecto, no le faltó mucho para cumplirlo: llegó a escribir más de noventa novelas.
El argumento para la mayoría de ellas se desarrolla en el París de la década de 1820. Allí aparecen varios personajes, que generalmente se repiten en otras de sus novelas. A pesar de ello, cada novela mantiene su autonomía respecto al resto, y la relación que guardan los personajes hace más verosímil el mundo descrito por Balzac, un mundo formado por más de dos mil personajes. Su propio autor llegó a confundirlo con la realidad: se dice que poco antes de su muerte llamó al doctor Bianchon, un personaje que sólo existía en sus obras.
De entre esa inmensidad de novelas, algunas merecen ser destacadas. Por ejemplo, La obra maestra desconocida, en la que relata la historia de un pintor cuya obsesión es pintar una y otra vez el mismo cuadro. Pero seguramente una –quizá la mejor- de sus obras más excelentes sea Eugénie Grandet. En ella, Balzac nos cuenta cómo el padre de Eugénie es un viejo avaro que ha reunido una importante fortuna gracias a la especulación y a la usura, por lo que su hija se ha convertido en el objetivo de las principales familias de la región. En el cumpleaños de Eugénie llega su primo Charles, quien trae una carta de su padre en la que afirma su decisión irrevocable de suicidarse, ya que está en quiebra. De cómo el viejo avaro asumirá las deudas de su hermano trata el hilo conductor del resto de la obra.
La grandeza de Balzac, entre otras cosas, radica en su capacidad de crítica con respecto a la sociedad burguesa que estaba empezando a imponer por encima de los valores tradicionales. También es importante su voluntad de abarcar todos los aspectos de la sociedad. No se conformaba con una pequeña muestra, sino que quería crear un universo paralelo a la realidad, ficticio, pero tan real como la vida misma.