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Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer

Publicado por Lourdes

rimas-gustavo-becquer-6284-MLApp_27_19772367_1-OA diferencia del autor Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer no era nada grandilocuente, sino que más bien, se decantaba por un intimismo profundo, influenciado por la corriente romántica de Alemania.

El género literario más utilizado en los países nórdicos era la balada unido siempre al canto. Los temas que en ellos se trataban podían ser tanto populares como legendarios. Sin duda, la obra más representativa de este género (lieder) es «El libro de las canciones, de Heine, en 1827. Algunos de estos lieder se tradujeron en estrofas asonantes de versos de siete y once sílabas por Eulogio Sanz en 1856.

Cuando el movimiento del romanticismo estaba en su apogeo, los poetas tenían predilección por un tipo de poesía muy delicada e intimista. Dos de los autores más destacables de este momento fueron Florentino Sanz y Augusto Ferrán, quien se encargó de hacer una adaptación del ambiente popular a la situación española, dándole, al mismo tiempo toques de la soleá andaluza. La obra «La soledad» se alargará por Bécquer en el año 1861.

El autor gaditano llamado Arítides Pongilioni dio vida a su obra «Ráfagas poéticas» en el año 1856 y llegó a ser una de las figuras precursoras de la nueva lírica, al mismo tiempo que Ángel María Dacarrete, de El Puerto de Santa María. Las poesías de éste último, se consideran como los antecedentes de las «Rimas» pues compone poemas íntimos con aires de balada germánica y poesía popular.

Cuando autores como Bécquer o Rosalía de Castro consiguieron componer excelentes obras conjugando las tendencias nórdicas y popularistas, llegaron a la superación del Romanticismo. Mientras estos autores deleitaban con sus composiciones íntimas y delicadas, autores como Zorrilla, continuaban con su verborrea y Núñez de Arce, críticaba los poemas de Bécquer identificándolos con «suspirillos germánicos».

Por lo tanto, en esta época se acaban uniendo varias corrientes: la poesía romántica encabezada por la germánica, con autores tan importantes como Goethe, Schiller y Heine, y la anglosajona, con lord Byron y Edgar Allan Poe; la poesía popular, no sólo los lieder alemanes, como los cantares populares de Andalucía; y la formación neoclásica de los autores más jóvenes.

EL IDEAL LÍRICO DE BÉCQUER

Para que un poeta consiga la inspiración suficiente como para crear poemas, a parte de la experiencia es necesario, sobre todo, tener emociones, sentimientos, y ser capaz de plasmarlos a través de la palabra, aunque en ocasiones esto no es tan sencillo, pues el lenguaje a veces es limitado y no llega a alcanzar el nivel sentimental que llega el sentimiento. Gustavo Adolfo Bécquer reflexiona sobre este tema en algunos de sus versos enunciando palabras como las siguientes:

«domando el rebelde, mezquino idioma»

«la memoria viva de lo que ha sentido»

«cuando un poeta te pinte en magníficos versos su amor, duda. Cuando te lo dé a conocer en prosa, y mala, cree»

El gran poeta Antonio Machado utilizó estas reflexiones becquerianas para entender e inspirar sus versos en numerosas ocasiones.