Comentario de texto de un poema del Renacimiento
Hernando de Acuña, uno de los más brillantes miembros de la primera generación de poetas petrarquistas españoles, es el autor de este poema que data del siglo XVI, época renancentista en la que Petrarca, gran humanista italiano, ejerce gran influencia sobre los poetas españoles que abrazan esta corriente. Esta influencia, que se manifiesta fundamentalmente en el uso del verso endecasílabo, la preocupación por la belleza formal, la importancia del paisaje, la instrospección del sentimiento amoroso y el tono sentimental y melancólico, podemos observarla en la obra Varias poesías de Acuña.
En este poema el poeta identifica el curso de un río con su propia vida, donde el amor surge como un mundo de sentimientos y sensaciones que no puede pasar desapercibido debido a la huella que Eros deja en el corazón.
La actitud que Hernanado de Acuña toma frente al poema es interna-intimista, ya que expresa como en su interior se produce un remolino de sentimientos ane la llegada del amor que lo despoja de toda clama. Siendo la actitud del poeta interna-intimista se refleja una postura subjetiva-afectiva, puesto que tanto la descripción del curso del río como la sensación vivida frente al amor proceden de su interior, de su propia valoración.
Según el punto de vista que adopta el autor, el poema se puede dividir en dos partes:
1. En la primera parte, formada por los dos cuartetos, Acuña emplea la primera persona del plural con el fin de hacer partícipe al lector y compartir con él la comtemplación del río y su similitud con la vida, que expresa en tercera persona.
2. En la segunda parte, compuesta por el par de tercetos, el autor emplea la tercera persona para seguir refiriéndose a la vida y al amor e introduce la primera persona del singular en pronombres y determinates para expresar sus sentimientos.
Con el objetivo de embellecer y dar fuerza al texto, el poeta utiliza la aliteración; las consonates «r» y «s» aparecen a lo largo de todo el poema. Esto se observa en plabaras como río, estorbo, sonido, seguido, rompe, fuerza, ruido, sentido, rumor, sosegado, corriente, siguiese, etc. Sirviéndose de otro recurso fónico, como es la onomatopeya, Acuña en el cuarto verso emplea la palabra «murmurar», que sugiere el sonido del río; esta misma palabra nos muestra como además el poeta atribuye cualidades humanas al río mediante la personificación del mismo.
De este modo, Acuña nos presenta la vida como un río, como ya hiciera Jorge Manrique en sus famosas Coplas, y con un lenguaje sencillo y gran belleza formal envuelve al lector en un mundo de sensaciones y sentimientos.