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El texto argumentativo

Publicado por Julian

Para no imitarEl texto argumentativo tiene un claro objetivo, que es convencer. Para esto el emisor, o agente argumentador, hará uso de distintos elementos que apoyen sus ideas, como datos, opiniones, pruebas, etc. Estos serán sus argumentos. La tesis será la visión que el emisor quiere ver aceptada por el receptor.

Existen distintos tipos de argumentos que el emisor puede utilizar para persuadir al receptor. Los principales son:

– Analógico: Este tipo de argumento compara el punto de vista que se quiere imponer con otro hecho de similar naturaleza para una mejor comprensión.

– Autoridad: Este argumento utiliza el prestigio de alguien que sea autoridad en el tema o intelectualmente, reproduciendo su opinión. De este modo, si el destinatario está en contra de la postura del emisor, ahora también estará en contra de una personalidad importante, añadiéndole una carga más para que acepte su visión.

– Ejemplos: Casos concretos de cualquier índole servirán al argumentador para lograr su objetivo (anécdotas, metáforas, frases famosas, etc.).

– Presunción: Se basa en el principio de verosimilitud.

– Probabilidades: Este tipo de argumento es el más científico, fundamentándose en datos estadísticos de fuentes fidedignas.

Además de estos, existen otros tipos de argumentos que también pueden ser efectivos dependiendo del contexto y del público objetivo. Por ejemplo, el argumento emocional, que apela a los sentimientos y emociones del receptor para persuadirlo. O el argumento ético, que se basa en principios morales o éticos para convencer al receptor de la validez de la tesis.

El discurso argumentativo por lo general tiene una estructura, que consta de cuatro etapas:

– Presentación: Es la introducción de la tesis. Se define brevemente el tema que será argumentado.

– Exposición: En esta segunda etapa, los hechos son puestos sobre la mesa y son explicados. Puede darse en una forma monologada (el emisor expone ininterrumpidamente) o dialogada (existen réplicas de ambos lados durante la exposición).

– Argumentación: Es la base fundamental. Debe ocupar la mayor parte del discurso. Aquí el emisor utiliza sus argumentos para persuadir al receptor.

– Conclusión: Se sintetiza lo expuesto, resaltando los argumentos más importantes y/o convincentes

Es importante destacar que, aunque esta es la estructura más común, no es la única. En algunos casos, puede ser efectivo comenzar con la argumentación para captar la atención del receptor desde el principio, y luego proceder con la presentación y la exposición. O, en otros casos, puede ser útil intercalar la argumentación con la exposición, para mantener el interés del receptor a lo largo del discurso.

El texto argumentativo está presente en nuestra vida cotidiana, en las charlas de café, en la política, etc. Además, es una herramienta fundamental en muchas profesiones, como el derecho, el periodismo, la publicidad, entre otras. Por lo tanto, desarrollar habilidades para argumentar de manera efectiva puede ser muy beneficioso en diversos aspectos de la vida.