El valor reflexivo de los pronombres personales
En un post anterior dedicado a los pronombres personales ya los diferenciamos en dos grupos distintos. Los pronombres personales tónicos y los átonos. Pues bien, estos últimos, los átonos poseen un valor reflexivo en algunos casos. Una reflexividad que surge cuando el sujeto y el propio pronombre personal, en función de complemento, tienen el mismo referente.
Veamos algunos ejemplos para aclararlo:
Yo me limpio
tú te limpias
él se limpia
nosotros nos limpiamos
vosotros os limpiáis
ellos se limpian
Estos son los pronombres con valor reflexivo (me, te, se, nos, os). Pero en cambio los de pronombres personales átonos le, la, lo, les, las, los, no tienen nunca esta cualidad.
Y una buen prueba para comprender este funcionamiento, es comprobar si es posible añadir un refuerzo con la forma pronominal atona correspondiente, precedida de la preposición a y el el intensivo mism@s.
Yo me limpio a mí mismo
tú te limpias a ti mismo
él se limpia a sí mismo
nosotros nos limpiamos a nosotros mismos
vosotros os limpiáis a vosotros mismos
ellos se limpian a sí mismos
Sintácticamente estos pronombres con valor reflexivo pueden actuar tanto de complemento directo como indirecto. En el caso de Yo me limpio, me es complemento directo. Pero en Yo me limpio la cara, es complemento indirecto.
No obstante la reflexividad también puede mostrarse en otros complementos, y entonces hay que usar otros pronombres personales tónicos: mí, ti, si, conmigo, contigo, consigo, nosotr@s, vosotr@s, usted, ustedes. Ejemplos:
Pepe habla de sí mismo. Sí es complemento de régimen.
Tú siempre piensas en ti mismo. Ti es un complemento circunstancial.
Yo jamás estoy contento conmigo (mismo). Conmigo es complemento de adjetivo.
Ella fue desmentida por sí misma. Sí aquí funciona como complemento agente.
Se ha podido observar que no hemos nombrado los pronombres tónicos de tercera persona (él, ella, ell@s) como adecuados para un uso reflexivo. Y es que en la lengua escrita no está del todo bien visto usarlos. Es mucho mejor decir, María habla muy bien de sí misma, que María habla muy bien de ella misma. Sin embargo, en la práctica, y especialmente en la lengua oral está bastante más aceptado, pero siempre debe aparecer la palabra mism@s en su debida concordancia.