Los superlativos
En un post anterior ya avanzábamos que os hablaríamos en profundidad de los adjetivos en grado superlativo. ¿Qué es el grado superlativo? Es el grado más alto dentro de una escala, y por regla general es muy fácil de identificar, ya que el adjetivo suele ir acompañado del adverbio de cantidad muy o incorpora los sufijos – ísimo ó –érrimo.
Libre, muy libre, libérrimo
Listo, muy listo, listísimo
No obstante hay otros recursos para que un adjetivo alcance el grado superlativo, para lo cual se suele recurrir al uso de ciertos adverbios. Por ejemplo:
Verdaderamente pobre
Horrorosamente tétrico
Enormemente rico
Por otra parte hay que decir que existen dos clases de superlativos. Está el superlativo absoluto y el superlativo relativo.
El primero se corresponde con los ejemplos antes citados en lso que se recurre a los sufijos o a los adverbios.
María es guapísima. María es muy guapa.
Mientras que el superlativo relativo indica una comparación. Y para ello se usan estas fórmulas:
María es la más guapa. María es la mejor de todas.
Por otra parte tenemos que hablar de superlativos sintéticos. Al igual que hay comparativos sintéticos como mejor o superior, también estos tienen sus equivalentes en forma superlativa. Y por supuesto tienen un sentido de superlativo absoluto:
Bueno – mejor- óptimo
Malo – peor – pésimo
Pequeño – menor – mínimo
Grande – mayor – máximo
Bajo – inferior – ínfimo
Alto – superior – supremo
En cuanto a la formación del superlativo, lo cierto es que casi todos los adjetivos admiten los sufijos –ísimo/a o –érrimo/a. Bien sea añadido directamente con provocando cambios en las adjetivos básicos debido a la presencia de diptongos o teniendo que recurrir a sus raíces en latín.
Gordísimo (de gordo), ternísimo (de tierno), notabilísimo (de notable)
Aunque también hay adjetivos que nunca admiten este tipo de sufijos, y deben recurrir al uso del adverbio muy:
Muy heroico, muy ciego. (No se puede decir heroicísimo o cieguísimo)