El sufijo -ísimo/-ma en la formación del superlativo
En este artículo lo dedicaremos a exponer el uso del sufijo latino –ísimo/-ma en la formación del superlativo. Aunque es cierto que normalmente el español prefiere el superlativo formado por el adverbio “muy” unido al adjetivo en grado positivo (muy bueno, muy azul, muy lejos), también el superlativo creado con la adición de este sufijo, –ísimo/-ma, goza de buena salud. Así, podemos formar superlativos añadiendo el sufijo a adjetivos, a ciertos adverbios e incluso a algunos sustantivos con intención de dotarlos de un valor ponderativo.
Ejemplos:
– Adjetivo: El chico que me presentaste el otro día era guapísimo.
– Adverbio: No te queje porque todos iremos caminando hasta el restaurante, está cerquísima.
– Sustantivo: ¡Enhorabuena, campeonísimo!
El sufijo –ísimo/-ma también puede aparecer combinado con –ble para la formación del superlativo:
Ejemplos:
El sofá que compramos en la tienda que nos recomendaste es confortabilísimo.
El dependiente que nos atendió era amabilísimo.
La formación de superlativos compuestos por un adjetivo más el sufijo –ísimo/-ma está sujeta a ciertas normas morfológicas. Veámoslas:
1. Aquellos adjetivos cuya terminación es la consonante “r”, “l” o “z” agregan de modo directo el sufijo.
Ejemplos: Vulgar > vulgarísimo, difícil > dificilísimo, veloz > velocísimo
Se exceptúan los adjetivos que acaba en –or, que añaden además el interfijo -c-.
Ejemplo: Mayor > mayorcísimo.
2. Los adjetivos que acaban en -n, al formar el superlativo con el sufijo –ísimo/-ma, generalmente añaden el interfijo -c-. A excepción del adjetivo “común”, que no precisa dicho interfijo: común > comunísimo.
Ejemplos: joven > jovencísimo, bribón > briboncísimo.
3. Cuando los adjetivos a los que se añade el sufijo del que venimos hablando terminan en vocal, normalmente, la pierden.
Ejemplos: tonto > tontísimo, salado > saladísimo, verde > verdísimo.
En este apartado también tenemos algunas excepciones:
– El adjetivo “cursi” forma su superlativo añadiendo -l-: cursilísimo.
– Los adjetivos que acaban en una vocal tónica no pueden construir su superlativo con este sufijo, por
ejemplo: el superlativo de la palabra “carmesí” es “muy carmesí” y no *“carmesísimo”.
4. Si el adjetivo acaba en los pares de vocales átonos -ue, -uo/-ua, la última vocal del grupo desaparece al formar el superlativo.
Ejemplos: Tenue > tenuísimo, ingenua > ingenuísima, exiguo > exigüísimo.
5. Cuando los adjetivos terminan en los diptongos -io/-ia, ambas vocales desaparecen.
Ejemplos: amplio > amplísimo, agria > agrísima.
6. En el caso de que el adjetivo acabe en los hiatos -ío/-ía, se pierde la última de las vocales.
Ejemplos: fría > friísima, impío > impiísimo.
7. Existe cierta cantidad de adjetivos que en su raíz contienen los diptongos ue o ie y que en la formación del superlativo muestran formas que no diptongan, conservando así la raíz que poseían en latín: fuerte > fortísimo, cierto > certísimo, nuevo > novísimo. Aunque, por otro lado, la mayoría de ellos conviven con el superlativo que conserva la raíz con diptongo del español: fuertísimo, ciertísimo, nuevísimo. Ambas formas resultan correctas, pero la forma que conserva el diptongo tiene un carácter más coloquial.
8. Por último, añadiremos que en español contamos también encontramos una serie de superlativos que vienen directamente del latín:
Aunque en estos ejemplos, como ocurría en el apartado anterior, también tenemos algunos equivalentes con raíz española, que suelen emplearse con mayor frecuencia: amiguísimo, cruelísimo, sagradísimo o simplísimo.