Comprensión de lectura
A la hora de afrontar la lectura de un texto se establece, como es sabido, un proceso de comunicación, entre un emisor -en este caso, el autor del texto- y un rector -en este caso, el lector del texto-, que se comunican un mensaje -en este caso, el texto mismo-. De tal forma, entra aquí en juego toda la casuística propia del proceso comunicativo mismo, y de entre toda ella en este artículo vamos a centrarnos en la relacionado con la comprensión del mensaje -el texto- por parte del receptor -el lector-.
La actividad que engloba la visión, entendimiento y comprensión de un texto escrito es lo que conocemos como «lectura». «Leer» es, pues, la actividad de comprender un texto, y es lo que posibilita la comunicación entre el emisor y el receptor, en este caso. «Comprender» el texto es un proceso mediante el cual un lector elabora un significado a partir del texto leído. La compresión de lectura, o comprensión lectora, es de este modo subjetiva y variable, pues depende del lector. El niño que lee un libro por primera lo interpretará de forma diferente al adulto que aborda una lectura compleja con espíritu crítico. Las experiencias y expectativas del lector marcan decididamente su comprensión del mismo, pues la comprensión del texto es el proceso por el que el lector relaciona la información -nueva- que el autor le está ofreciendo con la información -antigua- que ya poseía. Así se hace posible la interpretación, el disfrute y la crítica.
Además, es importante destacar que la comprensión lectora no es un proceso lineal, sino que se desarrolla en diferentes niveles. En un primer nivel, el lector se enfrenta a la decodificación de las palabras y frases, es decir, entiende el significado literal del texto. En un segundo nivel, el lector interpreta el texto, relacionándolo con sus propios conocimientos y experiencias. Finalmente, en un tercer nivel, el lector es capaz de realizar un análisis crítico del texto, valorando su contenido y reflexionando sobre su significado más profundo.
La comprensión de un texto es, por lo tanto, una actividad intelectual que requiere, en muchas casos, unas habilidades previas. No todo lector es capaz de comprender un determinado texto, y la intención original del autor puede perderse si el lector interpreta mal los códigos recibidos debido a una incorrecta formación previa, o lo que es lo mismo, no comprende el texto. Un texto incomprendido es un texto insuficiente e inútil que no aportará nada al lector.
La comprensión lectora es una actividad muy importante durante los años de formación de un individuo, y no es sorprendente que desde hace años se trabaje intensivamente en los colegios. Conforme los niños crecen, deben ser capaces de comprender e interpretar positivamente textos cada vez más complejos, leer de forma activa y «aprender» a través de la propia comprensión de los textos, adquiriendo nuevos conocimientos y habilidades que les permitan abordar otros textos, en un proceso continuo de crecimiento y madurez.
En este sentido, es fundamental fomentar la lectura desde una edad temprana, ya que esto ayuda a desarrollar las habilidades de comprensión lectora. Además, es importante que los niños y jóvenes tengan acceso a una amplia variedad de textos, que les permitan explorar diferentes géneros, estilos y temas. Esto no solo enriquecerá su comprensión lectora, sino que también les ayudará a desarrollar un pensamiento crítico y creativo.