El aparato fonador
En el artículo de hoy nos introducimos en el mundo de la fonética articulatoria para hablar del aparato fonador. Verdaderamente no existe un conjunto de órganos cuya misión sea exclusivamente la de producir el habla, sino que los aparatos respiratorio y digestivo sufren una serie de adaptaciones para emitir los sonidos los sonidos que conforman el habla. Así, el sonido se genera de la siguiente manera: una fuente de aire, que generalmente proviene de los pulmones, pasa por las cuerdas vocales, que son el mecanismo que hace vibrar esa fuente de aire, y llega a las cavidades resonadoras, la oral y la nasal, donde los sonido adquieren diferentes características según la cavidad donde se modifiquen y la disposición que tomen distintos órganos como la lengua, los labios, etc. De modo general esto es lo que ocurre, pero veamos ahora más detalladamente este proceso:
Los pulmones son dos órganos de tejido esponjoso que se encuentran situados en la caja torácica, la cual está compuesta por la columna vertebral, doce pares de costillas, el esternón y el diafragma. La función principal que estos órganos realizan es la de llevar oxígeno a la sangre y de este modo purificarla mientras la libera de anhídrido carbónico. Este procedimiento se lleva a cabo en dos fases:
Fase 1: La inspiración, es decir, el momento en el que se introduce el aire en el cuerpo.
Fase 2: La espiración, el instante en el que el aire es expulsado hacia el exterior del cuerpo.
Al respirar, normalmente, aspiramos y espiramos alrededor de medio litro de aire doce veces por minuto, más o menos; por lo que dedicamos unos dos segundos y medio para cada una de las inspiraciones y espiraciones. Al hablar, el tiempo de inspiración se ve reducido y disminuye a ¼ de segundo; por el contrario, el tiempo de espiración se alarga llegando a prolongarse durante cinco, diez e incluso veinte segundos.
El aire expulsado por los pulmones se dirige a la laringe a través de la tráquea. La laringe es un tubo cuya medida ronda los once centímetros de largo y unos dos y medio de ancho. Este tubo está compuesto por una serie de cartílagos y por dos bandas de tejido muscular que reciben el nombre de cuerdas vocales y que son extraordinariamente versátiles. Entre las dos cuerdas vocales encontramos un hueco denominado glotis. Las cuerdas vocales se abren y se cierran a una velocidad de vértigo y así el aire que viaja desde los pulmones se transforma en el sonido que más tarde será modificado en las cavidades supraglóticas. La frecuencia media del sonido que produce un hombre es de unos 120 Hz, mientras que la del sonido emitido por una mujer es de 225 Hz, y la de un niño rozará los 265 Hz. La diferentes variaciones que experimenta la frecuencia determinan el timbre, el tono y la gran variabilidad en la vocalización de un mismo hablante.
Los movimientos y la colocación de las cuerdas vocales son capaces de crear diferentes efectos auditivos, este tema junto con otros aspectos relevantes del aparato fonador es lo que estudiaremos en el siguiente artículo. ¡No dejes de leerlo!