El castellano primitivo
Durante la Reconquista, Castilla iba extendiéndose desde el Norte adquiriendo la forma de una cuña invertida. De este modo, consiguió frenar la expansión de otros dialectos como el astur-leonés o el navarro-aragonés e, incluso, llegó a eliminar el mozárabe. El Gallego logró propagarse hacia lo que hoy en día es Portugal y el catalán, por su parte, se extendió hacia Valencia y las islas de Baleares. El triunfo del castellano sobre las demás lenguas se debió, pues a la hegemonía del territorio de Castilla.
Los primeros textos que conservamos en los que ya aparece el castellano son las glosas, anotaciones que servía para aclarar palabras o frases que entrañaban una mayor dificultad y que se situaban en los márgenes de un escrito. Estas, en un primer momento, no aparecían en textos literarios sino en textos de carácter jurídico como son los documentos notariales. Estos documentos se hallaban escritos en latín, pero entre las palabras latinas podíamos encontrar voces de esta lengua romance. Conscientemente, el castellano se emplea por primera vez en la escritura de las Glosas Silenses y en las Glosas Emlianenses en el siglo X.
En el siglo XIII es cuando se fijan una gran cantidad de vacilaciones e irregularidades en la fonética castellana. En este momento, llamado época alfonsí, las fluctuaciones más palpables eran las siguientes:
a) La -e final titubeaba entre su mantenimiento o su pérdida. Así tenemos palabras en las que esta “e” acabó por desaparecer para siempre como por ejemplo la palabra verdade > verdad y otras que la -e final había desaparecido y a partir de este siglo la incorpora de nuevo, como por ejemplo podemos ver en la palabra delant > delante.
b) El timbre de las vocales átonas también es un aspecto que presenta oscilaciones. Así, podemos encontrar palabras que presentan dos formas, como por ejemplo la palabra vanidad que podía verse escrita como vanedad o como vanidad.
c) En esta época, además, existían una serie de fonemas que fueron desapareciendo del castellano y del siglo XVII en adelante.
Al igual que ocurría en la fonética, hasta el siglo XIII el castellano también presentaba vacilaciones en su morfosintaxis. Veamos:
a) Las funciones de verbos tan importantes como ser y estar o haber y tener todavía no estaban claras.
b) Frecuentemente se empleaba el verbo ser, en vez de haber, como auxiliar de algunos verbos intransitivos.
c) En cuanto a los verbos, las conjugaciones, los modos y los tiempos todavía no se hallaban bien definidos.
d) La segunda persona del tiempo de pretérito presentaba varias formas: feziste, fiziste, fizieste, fizist, etc.
e) Igual que en el caso anterior el pronombre de tercera persona también aparecía bajo múltiples formas: el, ele, elle, etc.
f) En la sintaxis, la lengua escrita refleja la espontaneidad de la lengua oral y se eliminan conectores u otros elementos.
Si nos centramos en el léxico, observamos que muchas palabras que en la Edad Media formaban parte del castellano hoy en día han desaparecido, otras han cambiado su significado y otras fueron suplantadas por otras que poseen distinta forma pero el mismo significado.