Los adverbios
Los adverbios son un tipo de palabra cuya función fundamental es la de complementar al verbo. Sin embargo, no es la única, pues de la misma manera un adverbio puede actuar como complemento de un adjetivo y también como complemento de otro adverbio.
En realidad, esa labor complementaria es muy, muy similar a la que un adjetivo realiza con un sustantivo. De hecho, es tan similar que algunos lingüistas han calificado al adverbio como “el adjetivo del verbo”. Adverbio proviene del latín “ad-verbum”, que significa literalmente “junto al verbo”. Por eso su función principal, como hemos dicho, es la de “adjetivar” al verbo.
Al igual que ocurre con los sustantivos y los adjetivos, los adverbios tienen la capacidad de cambiar radicalmente la manera como se manifiesta, o al menos como percibimos, la acción verbal. Podemos decir que “el niño corrió”, pero variaremos mucho la oración si decimos que “el niño corrió despacio” o “el niño corrió velozmente”. Podemos decir que “nuestro amigo llegó”, pero eso será muy distinto que decir que “nuestro amigo llegó tarde”. Muy distinto.
Los adverbios, pues, son piezas fundamentales a la hora de vestir a los verbos, de presentarlos con cierta complejidad y profundidad.
Pero hemos dicho que los adverbios también pueden complementar a adjetivos y a otros adverbios. Veamos algún ejemplo.
Me parece que tu amigo es bastante lento
Aquí, “bastante” está modificando a “lento”, un adjetivo (podríamos decir “muy lento”, “algo lento”, “nada lento”, etcétera). Y la función, si nos fijamos, es casi idéntica a la que desempeñan los adjetivos.
Cuando me advirtió ya era demasiado tarde
Aquí, “demasiado” está complementando (o adjetivando) a “tarde”, un adverbio. El hecho de que ambas palabras sean adverbios no es ápice para que la función que realiza aquí demasiado no sea exactamente idéntica a la que antes realizaba “bastante”, en el ejemplo anterior.
Entre estos últimos, es decir, entre los adverbios que modifican a adjetivos y a otro adverbios, algunos se han especializado tanto que han terminado por adoptar una forma apocopada. Es el caso de los adverbios “muy” (de mucho), “cuán” (de cuánto), y “tan” (de tanto), que nunca aparecerán como complementos de un verbo,
Otro tipo de adverbios muy comunes son aquellos que terminan en “-mente”. Casi cualquier adjetivo puede adverbializarse de esta manera, añadiendo “-mente” a su forma femenina (bueno » buenamente, malo » malamente, triste » tristemente, eficaz » eficazmente).
Por otra parte, existen muchos tipos de adverbios, entre los que destacan los adverbios de afirmación, negación y duda, los de tiempo, lugar y frecuencia, así como los de modo (categoría a la que suelen caer la mayoría de los terminados en “-mente”.