Origen de la escritura
El origen de la escritura es un proceso largo que abarca, si lo entendemos en toda su longitud temporal, varios milenios de la historia del hombre. Tuvo varios focos, y aunque resulta difícil -si no imposible- situar su inicio con total precisión, sí podemos afirmar que China, la India y el Oriente Próximo fueron las principales áreas geográficas donde la escritura tomó forma por primera vez.
Un proceso tan largo no pudo ser unidireccional, ni tuvo lugar de la misma manera en todos estos lugares. Así, los especialistas en esta materia han venido a llamar «protoescritura» a los inicios de este largo camino, inicios que habría que datar en la lejana fecha del VII milenio antes de nuestra era (es decir, durante el Neolítico). Si bien estos inicios no se puedan calificar como escritura propiamente dicha, sí constituyen un claro predecesor. Se trata, generalmente, de símbolos o elementos ideográficos o mnemónicos empleados para transmitir información.
Como puede verse, el funcionamiento de estos símbolos era el mismo que el de la escritura moderna, si bien aquellos no tenían contenido lingüístico directo. No existían caracteres como los modernos, y sólo se utilizaban dibujos o símbolos bien conocidos por todos.
El paso de estos sistemas ideográficos a la escritura propiamente dicha es crucial para nuestro estudio del pasado, pues es el justo momento en el que dejamos de aplicar el calificativo de «prehistoria» y pasamos a usar la palabra «historia». Este proceso, dada su mayor cercanía temporal, es mejor conocido. Se sabe que se inició en Mesopotamia, en el Oriente Medio, y los arqueólogos tienen bastantes indicios como para explicar por qué sucedió. La civilización mesopotámica creció y floreció lo suficiente como para necesitar sistemas de control de los bienes producidos, el trabajo realizado y el dinero ingresado y gastado. Para ello, los sumerios empezaron a grabar estos datos en tablillas de arcilla, empleando para ello una escritura sumamente original que hoy se conoce como cuneiforme, dada la forma de cuña que tenían sus caracteres.
Dada la naturaleza abstracta de esta forma de escribir, los sumerios pronto desarrollaron un completo y complejo sistema silábico, aunque en sus inicios la escritura cuneiforme había sido ideográfica. De esta forma, el idioma sumerio fue encontrando una traducción desde su original oralidad hacia este nuevo sistema escriptorio, y poco a poco, la exitosa práctica se trasladó a los acadios, los eblaítas, los hititas y los ugaríticos. El camino para el desarrollo de la escritura estaba ya iniciado.