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La lengua española en el Siglo de Oro

Publicado por Aroa Plaza

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En el siglo XVI la lengua española empieza a difundirse por toda Europa, desde Italia a Inglaterra pasando por Francia y los países bajos hay un interés por el castellano y así irán haciéndose un hueco en estos países libros escritos en nuestro idioma y diccionarios que ayudan a su comprensión. Aunque el latín seguía siendo una la lengua fundamental en escritos de tipo filosófico, jurídico, etc., el castellano o español alcanzará en este siglo la universalidad.

En cuanto a la fonética del español de aquella época podemos destacar algunos aspectos:

Poco a poco la lengua va evolucionando y fijando su pronunciación de la siguiente manera:

– La ç sorda y su equivalente sonora evolucionan hacia la z interdental sorda.

– La s sonora y la ss sorda se funden en la s alveolar sorda.

– La j, la g y la x sorda se convierten en la j fricativa velar sorda.

– La b y v dejan de distinguirse fonéticamente y prevalece la bilabial b.

– La f evoluciona a una h cuya pronunciación es aspirada.

En primer lugar los cambios se producen en el español hablado en Castilla pasando más tarde al resto de España.

En el vocabulario del Siglo de Oro también se observan cambios respecto al español hablado anteriormente, así como en la influencia que este ejerce en otros idiomas del continente europeo. Por ejemplo, el español de esta época incorpora numerosos italianismos como esbelto, novela, soneto, etc. y,también, germanismos como por ejemplo la palabra bigote. Del mismo modo, el español dejará huellas en otros idiomas, sobre todo en el italiano y en el francés, en palabras como disinvoltura o bizarro en el italiano y grandiose o brave en el francés.

Tras la conquista de América también se incorporará al vocabulario del español palabras de esas tierras como por ejemplo chocolate, patata, tabaco, etc.

En la lengua literaria podemos ver como en la primera mitad del siglo XVI empiezan a eliminarse latinismos y a emplearse el castellano en la escritura de obras literarias. Los nuevos metros italianos, que triunfan es este momento en España, abren nuevos caminos a la poesía. Boscán y Garcilaso, responsables de la introducción de las novedades traídas de Italia, emplean en sus poesías palabras sencillas, serenas y armoniosas que serán propias de la poesía del siglo XVI, así como de la poesía de épocas posteriores que toman como ejemplo a estos escritores.

En otros géneros la lengua empleada por los escritores también es popular, austera y sencilla, como podemos ver en El Lazarillo de Tormes, por ejemplo.

Ya en la segunda mitad del siglo XVI autores como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz utilizan un vocabulario sencillo para hablar de un tema tan trascendental como la unión del alma con Dios. A su ve, Fray Luis de León busca llevar al castellano a la categoría de lengua literaria. Fernando de Herrera por su parte introduce en sus obras gran cantidad de neologismos y cultismos que lo distancian de esa sencillez que reflejan los escritos de los autores anteriormente citados y preludian la escritura de Góngora en el siglo siguiente.