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Origen del español americano

Publicado por Aroa Plaza

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Hoy, en La Guía 2000, vamos a acercarnos a algunas teorías existentes acerca del origen del español de América. Entre el español hablado en los diferentes países de Hispanoamérica y el empleado en la península existen semejanzas que han propiciado que los estudiosos del tema hayan planteado diferentes teorías enfrentadas.

En el año 1920, L. Wagner inició el debate al afirmar que el español hablado en Andalucía y Extremadura había ejercido una notable influencia en el español americano. Para ello, se basó en la existencia compartida de los siguientes rasgos: la /s/ predorsal, la relajación del as consonantes finales y la nasalización, aspiración o vocalización de la /-r/ que aparece la final de una sílaba.

A la teoría andalucista le surgieron detractores como Henríquez Ureña o Amado Alonso, quienes apuestan por una teoría poligenética de esos rasgos. Ureña, en su obra Observaciones sobre el español de América, admite la presencia de analogías entre el español americano y el andaluz, pero él habla de una evolución paralela y no de influencia de la una en la otra. El mismo autor, en El supuesto andalucismo de América, contesta a Wagner aportando los siguientes razonamientos:

a) Señalar que el español de América proviene de Andalucía y Extremadura no es posible porque estas dos hablas poseen diferencias notables entre ellas. Así, el habla de Cáceres comparte rasgos con el castellano y el leonés.

b) Durante la colonización, no hubo un domino andaluz y extremeño.

c) Respecto a los rasgos:

En la época de la conquista existían en el español de la península cuatro sibilantes, de las que el español americano adoptó la /s/; mientras que en Andalucía una parte adoptó también /s/ y otra /Z/. En el seseo el español americano es similar al de otras zonas peninsulares como Cataluña, Valencia o Vasconia.

Respecto al yeísmo, en España se extiende hasta Castilla la Nueva. En América se conserva /ll/ en algunas zonas, por lo que no es un rasgo uniforme a diferencia de lo que ocurre en Andalucía.

Por su parte, Amado Alonso en 1953 publica Estudios lingüísticos, obra en la que remata la refutación a la teoría de Wagner. Para él, el español de América se basa en la nivelación llevada a cabo por los expedicionarios que iban llegando al continente americano en el siglo XVI. En este caso la base lingüística del español americano sería el español llevado por los castellanos casi de forma exclusiva, con algunos regionalismos. Así, por ejemplo, la teoría de que el seseo de América procede del andaluz estaría fundamentada en el razonamiento equivocado de que el seseo de Andalucía es anterior a la llegada a América de los españoles. Sin embargo, desde la perspectiva de Alonso, el seseo en América es un rasgo producido en América, y no importado de Andalucía.

En los años 50 y 60, dos grandes estudiosos como son Rafael Lapesa y Menéndez Pidal proporcionan nuevos argumentos para la defensa de la teoría andalucista. Afirman, pues que el español llevado a América en un primer momento habría ido evolucionando bajo la influencia de español peninsular, debido al contacto permanente de las tierras americanas con la metrópoli.