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Teatro anterior a la guerra civil española

Publicado por Aroa Plaza

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El artículo de hoy está dedicado al teatro español anterior a la guerra civil. En él podremos encontrar dos vertientes: por un lado, tenemos un teatro tradicionalista; mientras que, por otro, observamos un impulso reformista e innovador. Ahora, veamos en detalle cada uno de ellos:

A. Comenzaremos hablando del teatro tradicionalista, que podemos dividir en tres tipos:

1. Teatro realista: representado por Jacinto Benavente, que escribe un teatro en prosa con tintes naturalistas, donde las obras se dividen en tres actos como era común en la época.

2. Teatro en verso: donde Eduardo Marquina, con su teatro nostálgico, es su máximo representante. Tras la guerra civil, el estilo de Marquina pervive a través de su escuela y José maría Pemán se convierte en su principal seguidor. Pemán, que escribe en la época franquista, irá evolucionando a lo largo de los años hacia posturas más liberales. En 1933, una obra de seste escritor desata la polémica, se trata de una hagiografía dedicada a San Francisco Javier donde Pemán ensalza la figura del santo.

3. Teatro para hacer reír: Este tipo de teatro no perduraba demasiado en el tiempo, las obras se creaban en poco tiempo y conseguían un éxito efímero. Detrás de estas obras no existía una verdadera vocación, sino que lo que se buscaba era atraer al público al tarto con facilidad. En esta línea se inserta por ejemplo el escritor García Álvarez.

Podemos distinguir dos líneas en este tipo de teatro:

a) Un teatro que buscaba la risa a través de recursos localistas o regionalistas. Por ejemplo, el teatro creado por Arniches o los hermanos Álvarez Quintero.

Un ejemplo claro de este tipo de teatro lo encontramos en la comunidad autónoma de Andalucía. Allí los Quintero mostraron una Andalucía folclórica y banal, donde no existía la pobreza ni las calamidades.

Sin embargo, Arniches progresa hacia un humor menos superficial, que no caiga en el recurso fácil del localismo madrileño. Esto podemos verlo, por ejemplo, en su oba La señorita de Trévelez.

b) Por otra parte, tenemos un teatro que trata de hacer humor a través de recursos verbales: juegos de palabras, chistes, etc.

Un ejemplo de este tipo de humor lo tenemos en la obra La venganza de Don Mendo, escrita por el dramaturgo Pedro Muñoz Seca, donde podemos leer una parodia de las obras teatrales cómicas y románticas del siglo de oro.

B. Frente al teatro tradicionalista que acabamos de ver, aparece otra vertiente: el teatro reformista o innovador.

Aquí, encontramos autores como Miguel Mihura, cuya obra, en su mayoría, se conoce a partir de 1952. Tres sombreros de copa, escrita en 1932, se considera la mejor obra de este escritor.

Otro escritor de teatro, que refleja en sus obras esta época, es Federico García en su teatro poético: Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, El público, Así que pasen los años son obras muy osadas. Tenemos también la trilogía: Yerma, Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba.

Con un teatro más realista, podemos nombrar también en esta vertiente al escritor Alejandro Casona, con obras como Prohibido suicidarse en primavera.