Teatro renacentista
El teatro comienza durante el Renacimiento (y particularmente durante el siglo XVI) un período de renovación y, en cierto sentido, maduración, que favoreceré el florecimiento de un enorme desarrollo teatral al final del mismo, durante el siglo XVII.
Como el resto de los géneros, el teatro experimenta una progresiva separación de los cánones medievales que en su caso se manifiesta muy bien si atendemos a la variación temática. En efecto, se inicia una distinción entre un teatro de tipo religioso (vinculado a la liturgia) que continúa a su manera como heredero del teatro medieval; y un nuevo teatro profano que recibe toda la tendencia clasicista y renovadora propia de la época. Es, en efecto, entendido en su momento como una recuperación del teatro clásico. Y es, en realidad, un genuino intento de encontrar nuevos cauces que se acerquen más a los gustos del público.
Hecha esta primera distinción, el teatro renacentista puede entenderse desde tres vertientes. Por un lado, la populista, en la que entrarían los ejemplos que hemos puesto anteriormente (el teatro litúrgico-religioso y el teatro profano-popular). Por otra lado, está el teatro cortesano, siempre vinculado a la nobleza y la corte. Y por último está el teatro erudito, que trata de emular el teatro grecorromano clásico según lo entendían los autores humanistas. Este último tipo de teatro se desarrolló casi únicamente en los ámbitos universitarios.
Conforme avanza el siglo XVI ya se puede observan en el teatro cierta evolución. En este caso, la presencia de la Contrarreforma tuvo consecuencia la disminución del contenido crítico y satírico de las obras, muy presente en la primera mitad. No obstante, crece la actividad teatral y va adquiriendo importancia la preparación y el desarrollo de los espacios escénicos. El teatro, que antes se representaba en cualquier sitio, ahora se muda a lugares que se construyen específicamente para que en ellos se representen obras teatrales. El aumento de la popularidad de lo teatral se observa claramente con la aparición de los corrales de comedias, patios traseros de casas de vecinos en los que surge un teatro innovador de carácter marcadamente popular.
En cuantos a los autores más interesantes, en España hemos de considerar a una primera generación constituida por Juan del Encina, Gil Vicente y Lucas Fernández, que puso los cimientos del teatro del principal autor del siglo XV, Lope de Rueda, verdadero referente del teatro renacentista español. Por último, Juan de la Cueva fue el más prestigioso autor en la parte final del siglo, antes de la aparición de los autores del Siglo de Oro.