Literatura renacentista
El Renacimiento trajo una serie de profundos cambios que afectaron a las artes, a la cultura y al pensamiento del mundo occidental. Históricamente hablando, supuso la forja de los modernos estados, el primer ascenso de la burguesía, el nacimiento de la ciencia moderna, del descubrimiento de nuevos límites geográficos y la invención de la imprenta. Como resultado de todo ello, las artes y la literatura vivieron una época de auténtica eclosión, se renovaron y alcanzaron nuevas cotas por toda Europa durante los siglos XV y XVI.
Fue el movimiento humanista el que puso la primera piedra para que todo ello fuera posible. Este movimiento surgió en Italia, y se preocupó con ahínco de recuperar la cultura clásica grecorromana, deseo que terminó dando nombre a toda una época histórica: el renacimiento fue el renacer de Grecia y Roma, la vuelta al esplendor clásico tras los -así bautizados entonces- oscuros siglos medievales.
La principal consecuencia fue la importancia que ganó el ser humano y el mundo material. En efecto, el éxito mundano y la búsqueda de la felicidad en este mundo ganaron en importancia frente al más allá y a la teología cristiana. El hombre se convierte en el centro del mundo, se marca nuevos desafíos y se considera a sí mismo pura potencialidad.
El Renacimiento alcanzó su mayor plenitud en Italia, que es también el lugar donde se gestó. Allí, en una primera etapa, escritores de la más diversa índole y condición trataron de justificar el anhelo de independencia y libertad de las ciudades república italianas, en pugna frente a la ambición del Sacro Imperio y del Papado. Buscando entre las fuentes clásicas, finalmente encontraron toda la inspiración en los escritores griegos y romanos, los imitaron y los terminaron venerando. Dante, Petrarca, Boccaccio o Marsilio de Padua son sólo algunos de los más afamados escritores de esta primera etapa.
Más adelante, ya en el siglo XVI y tras la caída de Constantinopla, muchos escritores y eruditos griegos huyeron y encontraron acogida en Italia, ayudando a reconstruir por completo la cultura grecolatina y empujando a más autores y pensadores hacia la publicación de sus obras. Angelo Poliziano, Marisilio Ficino, Pico della Mirandola, Ludovico Ariosto, Torquato Tasso, Iacopo Sannazaro o Nicolás Maquiavelo fueron tal vez los escritores más reconocidos de esta etapa.
Por supuesto, durante el siglo XVI las ideas del Renacimiento calaron en toda Europa, y otros autores como François Rebelais, Pierre de Ronsard, Michel de Montaigne, Martin Lutero o Thomas Wyatt igualaron en sus respectivos países las hazañas literarias de sus predecesores italianos.