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Teatro clásico

Publicado por Pablo

teatro-clasico.jpgEl término teatro clásico puede hacer referencia a dos elementos distintos. Por un lado, muchas veces se utiliza para referirse al teatro de la antigüedad clásica, o lo que es lo mismo, al teatro grecolatino. Otras veces, de una forma más restrictiva, se utiliza para hacer referencia al teatro de la etapa clásica griega, y más concretamente, al teatro de la Atenas clásica, o «el siglo de Pericles». En este artículo utilizaremos no obstante la primera acepción y trataremos el teatro clásico como el teatro propio de la civilización grecorromana, en sentido amplio.

El teatro fue un género de tardía popularización en Grecia. No hay constancia de representaciones elaboradas en los albores de su historia, época de la cual sólo conocemos la costumbre de recitar grandes poemas épicos en público. Cuando empieza a convertirse en un género popular es a partir del siglo VI a.C., y esa popularización va en aumento hasta llegar a la etapa de la democracia ateniense. Es en esa ciudad donde el teatro griego alcanza sus mayores cotas y donde se concentran los mejores autores.

El teatro, en esta etapa, no es un simple entretenimiento, ni tampoco únicamente una manifestación artística. Fue concebido, en realidad, con una intención a la vez lúdica y didáctica, como casi todas las manifestaciones públicas atenienses. El teatro debía servir para hacer mejores los ciudadanos, para enseñar valores y censurar conductas. La tragedia, sobre todo, es el género donde más claramente se percibe esta dualidad, mientras que la comedia es un género más marcadamente destinado al puro entretenimiento.

Esquilo, Sófocles y Eurípides conformaron la tríada de autores trágicos del clasicismo griego. En la comedia el más aplaudido fue Aristófanes.

Esta intención didáctica y cívica del teatro griego, manifiesta sobre todo durante su etapa clásica, fue bastante menos importante en el teatro romano. Al contrario que en Grecia, donde la tragedia siempre se consideró el género mayor, los romanos mostraron más interés por la comedia, género que, como ya hemos visto, peor preparado para la enseñanza social.

En los teatros romanos el gusto por la comedia fue desembocando, con el paso del tiempo, en un género muy renovado por los autores latinos, lo cual supone una excepción a la tradicional imitación por lo griego en otros campos artísticos. La sátira, las exageraciones, la abundante gesticulación y el acercamiento a la vida cotidiana fueron algunos de los rasgos que los comediantes romanos, como Plauto o Terencio, aportaron a este género.