Teatro del absurdo
El teatro del absurdo es un subgénero teatral que se aplica a un conjunto de obras generalmente localizadas entre los años 1940 y 1960, si bien la etiqueta también se aplica a todas las obras teatrales posteriores a este período que heredaron el mismo estilo teatral.
El término «absurdo» se aplica por la aparente carencia de significado de este tipo de obras, por sus repetitivos y inconexos diálogos, y por su falta de argumentación dramática y estructura secuencial. El teatro del absurdo busca en efecto todos estos rasgos, y crea a través de ellos una especia de atmósfera onírica a través de la cual trascender la estructura literaria clásica, sin ello abandonar sus objetivos y sus metas. De hecho, el teatro del absurdo suele estar cargado de una fuerte crítica hacia la sociedad, e imbuido de los principales rasgos del existencialismo.
El término propiamente dicho fue acuñado por el crítico literario Martin Esslin, quien se refirió a él como «la aplicación dramática, en términos absurdos, de los principios del existencialismo». En efecto, el teatro del absurdo tiene una relación directa con la filosofía y con un cierto pesimismo epistemológico. En palabras de otro de los representantes del género -si bien no en su vertiente dramática-, Albert Camus, «si el universo no puede ser completamente explicado en términos racionales, entonces hemos de resignarnos y admitir honestamente que el universo es absurdo».
Así, los representantes del género se convierten en investigadores de un nuevo orden perceptivo en el cual el lenguaje, el arte, la libertad y la justicia no son más que unos torpes y limitados instrumentos para aproximarse una realidad decepcionante.
El género es propio exclusivamente del siglo XX. Surge como respuesta a la búsqueda de algunos autores de reflejar un universo inexplicable y la ansiedad que ello produce. Para lograrlo, estos autores recurrieron a la metáfora poética, a lo dudoso y a lo salvaje, renunciando cada vez más a la realidad objetiva en favor de la fantasía, el sueño y la pesadilla.
Los autores más representativos -y en cierto modo pioneros- del movimiento del absurdo escribieron sus principales obras a mediados del siglo XX. Entre ellos hay que citar a René Marques, Alfred Jarry, Virgilio Piñera, Alfred Jarry, Eugène Ionesco, Jean Genet, Samuel Beckett, Arthurd Adamov, Tom Stoppard, Harold Pinter y Slamowir Mzrozek.
Samuel Beckett y Eugène Ionesco se han convertido con el tiempo en los representantes más conocidos del género. La obra más importante de Beckett, i; y la de Ionesco, El rinoceronte, se consideran como los dos referentes canónicos del teatro del absurdo.