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El americano impasible de Graham Greene

Publicado por A. Cerra

El autor británico escribió a lo largo de su trayectoria varias novelas que bajo la escusa de relatos de espías o romances amorosos, nos sirven para conocer ciertos aspectos de la historia del pasado siglo XX. Y un buen ejemplo de ello es esta obra de El americano impasible que publicó en el año 1955.

En esa misma época se centra la acción de la novela que nos cuenta unos hechos ambientados entre los años 1952 y 1955, y ubicados en Saigón, la capital de una Indochina colonizada por los franceses. O lo que es lo mismo, la actual ciudad de Ho Chi Minh en Vietnam.

En esos años, no solo estaban en Indochina los franceses, también andaban por allí los norteamericanos en su cruzada con las ideas comunista que amenazaban con gobernar en esta zona de Asia. Ese es el contexto histórico donde se ambienta la novela, si bien para Graham Greene era su presente, y con una sabiduría innata para prever el futuro, en el relato casi se deja intuir que la presencia yankee en esas tierras del Sudeste Asiático solo podía acabar de una forma: en la Guerra de Vietnam.

Pero eso es historia, y Greene escribía relatos de ficción y no era futurólogo. Así que vamos a intentar presentar los hechos que nos narra en su trepidante El americano impasible.

Por un lado no presenta un triángulo amoroso entre una joven vietnamita de 20 años llamada Phuong, un también joven agente encubierto de la CIA llamado Alden Pyle y un experimentado reportero, Thomas Fowler que hace narrador del libro. Pero además de eso se trata de un relato policiaco que se cuenta con la maestría narrativa habitual en Greene, el cual poseía una prosa sencilla pero embaucadora que no nos deja levantar la vista del libro.

Todo un reto, más aún si además tenemos en cuenta que el libro comienza por el final. Es decir, sabemos en qué situación han acabado en 1955 Phuong, Fawler y Pyle. Es como un flash back, aunque en realidad la trama va y viene hacia atrás y hacia adelante, lo cual no impide seguir la lectura.

Una lectura en la que además de la narración en sí, son muy interesantes las reflexiones del autor. Y las hay de lo más variado. Unas son de índole política, hablando sobre el colonialismo o sobre la cada vez más patente presencia de Estados Unidos en la zona. También reflexiona sobre los modos de vida de la sociedad vietnamita. Y usa algunos personajes como personificaciones de las naciones, dejando bastante mal parados tanto a los americanos como a los franceses.

En realidad, usa a los dos personajes masculinos como antagonistas, pese a que al mismo tiempo sean amigos. Pero tienen caracteres y visiones del mundo muy diferentes entre sí. Fawler es un maduro ya descreído de todo y Pyle es sumamente ingenuo para creer con los ojos cerrados tanto en el amor como en lo que le dice su país. Pero no hay que pensar que los personajes son meros instrumentos para poner en su boca unos u otros discursos. En absoluto. El valor de la obra es su narración, trepidante, llena de intrigas, acción y sentimientos.