Trilogía de Millennium de Stieg Larsson
El sueco Stieg Larsson escribió el gran éxito literario de las últimas décadas, su trilogía de Millenium que incluyó tres novelas: Los hombres que no amaban las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Tres novelas que han sido traducidas a decenas de idiomas y de las que se han vendido millones de ejemplares. Y sin embargo, su autor no ha podido disfrutar de su éxito ya que falleció repentinamente de un ataque al corazón poco después de terminar el tercer volumen y antes de que se publicara el primero.
Su muerte y el estratosférico éxito ha supuesto que haya habido infinidad de problemas entre los distintos miembros de su familia, que se enfrentan por su herencia, sus derechos de autor e incluso algunos (también editoriales) dicen que poseen manuscritos con el cuarto volumen o bocetos muy avanzados de los próximos libros.
Esas disputas darían para otra novela nueva sobre la codicia humana, pero lo que aquí nos interesa es el relato de esta trilogía, que ya se puede considerar mítica para los lectores del siglo XXI.
En ella conocemos a dos personajes. Una es Lisbeth Salander que es una kacker informática con serios problemas para relacionarse con cualquier otra persona. Y el otro es Mikael Blomkvist, un periodista íntegro y co-director de la revista Millennium.
Este último personaje, de alguna forma es una especie de personificación del propio Larsson, ya que antes que novelista fue un periodista que investigó los grupos extremistas y neonazis de Suecia y su influencia en la política y economía de su país.
Y ese es un tema que se trata en esta complicada trama que nos muestra en profundidad los entresijos más oscuras de los poderosos y los gobernantes. Todo ello a un ritmo endiablado que no le impide aportar una ingente cantidad de nombres y datos para que el lector tenga la sensación de sumergirse en todo ese proceso de investigación y enmascaramiento que llevan a cabo Lisbeth y Mikael.
Paradójicamente, los dos protagonistas solo trabajan unidos en una parte del primer libro, y no se volverán a juntar hasta muchas, muchas, muchas páginas después. Ya que esa es otra de las tramas que une los tres libros, la peculiar relación entre ellos, descrita al detalle por el autor. Porque Larsson es capaz no solo de presentar una investigación y unos datos con apariencia de reales (están basados en sus propios trabajos periodísticos). Por si fuera poco, también dedica muchas líneas a diseñar y crear unos personajes de carne y hueso, con relaciones difíciles pero humanas y creíbles. Y quizás ese sea el valor añadido que tiene esta trilogía y una de las claves de su éxito alucinante a nivel planetario.