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Kim de Rudyard Kipling

Publicado por A. Cerra

El escritor inglés Rudyard Kipling es el prototipo de escritor aventurero, que escribe sobre las colonias, con un punto de vista propio de la metrópoli, aunque no puede evitar tener simpatía hacia la cultura y las gentes de esos territorios sobre los que escribe. Y es que en este caso es algo lógico, porque Kipling nació en Bombay, aunque fue educado en Inglaterra, pero pronto, a los 17 años de edad, regreso a su querida India.

Ese país y sus habitantes fueron el gran motivo de inspiración para su amplia obra que incluye novelas, poemas y relatos cortos. No obstante su gran novela y la más reconocida de todas es esta de Kim. Un libro que durante mucho tiempo se catalogó como literatura infantil. Si bien es cierto que en una segunda lectura se puede descubrir que en este relato hay mucho más que aventuras para niños.

De hecho, esa catalogación de obra infantil de alguna forma era malintecionada, porque no hay que ser un magnífico crítico literario para ver que estamos ante un libro complejo, pero extraordinariamente contado, que lo mismo nos habla de la historia que incluye la ficción. Y al mismo tiempo nos presenta Oriente y Occidente, y es capaz de hacerlo con tono crítico cuando hace falta, o incluyendo notas de humor y por supuesto muchas poesía y lirismo.

Se trata de un relato que protagoniza un niño, Kimball O’Hara, un huérfano que debe buscarse la vida y emprende un largo viaje vital y espiritual acompañado de un monje tibetano, o sea, un lama que va camino de las montañas. Y en ese camino el autor nos va presentando ese gigantesco país lleno de curiosidades, contradicciones y espiritualidad que es la India. Sobre todo espiritualidad, ya que pese a que la novela no cesa de relatarnos aventuras, también hay un trasfondo intenso. De hecho Jorge Luis Borges dijo de Kim que era una novela picaresca, pero que a la vez trataba de la búsqueda de la salvación de dos hombres que lo hacía por caminos distintos, el monje por la vía contemplativa, y Kim por la vía activa.

El caso es que el ritmo de la novela hace que se lea muy fácil, y las epopeyas del personaje cuenta con episodios de lo más entretenidos. Para hacernos una idea basta con dar un dato, ese niño huérfano y hambriento llega a ser un agente secreto, o sea, un espía británico, lo cual también sirve para que el autor nos dé su visión sobre la política de colonización en la India. En definitiva, una lectura más que recomendable, para niños y por supuesto también para mayores.