Tristram Shandy de Laurence Sterne
El título completo de esta obra es La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, un relato del escritor irlandés Laurence Sterne que salió publicado en nueve volúmenes a lo largo de los años, concretamente entre 1759 y 1767, y que como podemos ver fueron ediciones que alcanzaron gran popularidad, tanto que hasta uno de los más grandes grabadores de Gran Bretaña participó en ella. Hablamos del artista William Hogart autor de cuadros como Matrimonio concertado o de series de grabados como Vida de un libertino.
Ese éxito no hizo que contara con el apoyo de la crítica, algo que también ocurre ahora con ciertos best sellers. Si bien, hoy en día Tristram Shandy se considera una de las más importantes obras de carácter cómico escritas en inglés.
El texto es una supuesta autobiografía de un caballero, el propio Shandy, si bien el autor es capaz de entremezclar con ello un sinfín de personajes, y curiosamente, pese a ser supuestamente una biografía, no sigue en ningún momento un criterio cronológico a la hora de contar todo tipo de acontecimientos. Acontecimientos, que son como anécdotas, siempre tremendamente cómicas, y basadas en los temas más variopintos, desde el cuerpo humano al ejército.
Muchos críticos han llegado a decir que es una novela que no tiene un argumento en sí mismo, sino que es una sucesión de cuadros, los cuales va uniendo mediante peculiares asociaciones de ideas. O sea, eso representa al mismo tiempo una compleja estructura, ya que va retrocediendo y avanzando en el tiempo a su antojo. Tanto que se considera que es uno de los primeros ejemplos en los que un largo libro sería una reflexión personal, narrada en primera persona, algo que hoy llamaríamos monólogo interior.
Y curiosamente el protagonista y narrador, en realidad solo aparece como personaje en tres de los volúmenes. Todo viene a ser una parodia de la novela de su tiempo, con grandes protagonistas y relatos muy realistas. Algo que le emparenta con Miguel de Cervantes, ya que Stern se declaró en múltiples ocasiones admirador del autor del Quijote.
Y además de humorística y paródica, la obra es una creación de una modernidad absoluta desde diversos planos formales. Por ejemplo, usa no solo el inglés, sino también el latín o el francés. O juega con los signos ortográficos como los guiones, las páginas en negro o los tamaños de las letras, entre otros muchos detalles. Por ello en alguna ocasión se le ha declarado como un antecedente de muchos recursos gráficos y casi interactivos que hay en las obras de Julio Cortázar o Jorge Luis Borges.