Caso ergativo
Si hay un elemento desconocido dentro del estudio de la gramática ésos son, sin duda, los casos gramaticales. En esta serie de artículos que estamos siguiendo en La Guía de Lengua vamos intentar darlos a conocer, y en la medida de lo posible explicarlos de forma apropiada para eliminar esa idea de extrema dificultad que demasiadas veces los acompaña.
Para empezar a estudiar los casos gramaticales lo habitual sería ofrecer una definición, pero dada la complejidad de los definiciones más utilizadas, es mejor que empecemos diciendo qué hacen o para qué sirven estos «casos». Su función es, principalmente, la de gestionar las relaciones sintácticas y semánticas que se dan entre las palabras de una oración para que ésta, de esa manera, pueda alcanzar su pleno sentido gramatical.
Lo mejor es explicarlo con algún ejemplo. Si en español queremos expresar que una persona «contó con la ayuda de otra», podemos decirlo de muchas maneras, incluso utilizando siempre la misma expresión y simplemente cambiándola de lugar. Por ejemplo, podríamos decir que «María contó con la ayuda de Luisa», y también que «Con la ayuda de Luisa contó María». Aunque esto ya sería menos habitual, también podríamos decir que «María con la ayuda de Luisa contó». Si preguntásemos «¿con la ayuda de quién contó María?», habríamos de responder que ésta «contó con la ayuda de Luisa».
¿Qué tienen en común todas las oraciones que acabamos de ver? En todas ellas, el sintagma preposicional que hace de complemento de régimen empieza con la preposición «con», y en efecto no podría empezar con ninguna otra; no podríamos sustraerlo ni cambiarlo de lugar. Es un norma, pues, que el complemento directo, cuando el verbo es contar, ha de iniciarse con la preposición «con».
Pero por muchos ejemplos que veamos es necesario contar con una definición, máxime ahora que sabemos lo que son, a grandes rasgos, los casos gramaticales. Por expresarlo en los términos de la lingüística moderna, podemos decir que el caso es la asignación de un marcaje morfosintáctico a un elemento de la oración según el papel temático que desempeña en la predicción verbal.
Como no podía ser de otra manera, existen diversos tipos de casos gramaticales que varían según el sistema gramatical utilizado por cada tipo de lengua. En este artículo vamos a dar algunas claves sobre el caso ergativo.
El caso ergativo es un caso gramatical propio de las lenguas del mismo nombre, esto es de las lenguas ergativas. A través de este caso se establecen las relaciones del sujeto de los verbos transitivos, en contraposición al caso absolutivo que se encarga del sujeto de los verbos intransitivos así como del objeto de los verbos transitivos. Debido precisamente a esta complementariedad, a las lenguas que utilizan este sistema se las conoce como «ergativo-absolutivas» (EA).
Este sistema de tipo «ergativo-absolutivo» lo podemos encontrar claramente en las lenguas amerindias de la familia caribe, en las lengua caucásicas, parcialmente en las lenguas sino-tibetanas (especialmente el idioma gurung), en las lenguas pama-nyung australianas (principalmente en el idioma dyirbal), y por último en el idioma vasco o euskera. En cambio, no aparece en la mayoría de las lenguas indoeuropeas ni latinas (español, italiano, francés, inglés…) ni en los más extendidos idiomas orientales (japonés, chino mandarín, coreano…).
Es por ello que para buscar ejemplos concretos en los que ver la aplicación del caso ergativo hay que recurrir a ejemplos en otros idiomas. Suele usarse el euskera ya que, de las lenguas citadas, nos es la más cercana.
Así, en euskera, el sujeto de un verbo transitivo (ha comprado: erosi) adopta la terminación ak por mediación del caso ergativo:
Gizonak etxea erosi du