Complemento adnominal
La figura gramatical del complemento no es sólo un añadido del núcleo verbal, y no sólo aparece en el predicado de las oraciones. En realidad, complemento es una figura muy amplia que simplemente significa que una palabra o grupo de palabras está aumentando la información de que disponemos sobre otra palabra, que puede ser un sustantivo, un adjetivo, un adverbio o un verbo. También un pronombre, aunque en estos casos sustituiría a una de las figuras anteriores.
El complemento no verbal más común es el complemento adnominal, también conocido como complemento del nombre (CN ó CdN). Esta función la cumplen los adjetivos cuando están hablándonos directamente del núcleo de su sintagma nominal, así como otros tipos de palabras que se conecten igualmente a su sustantivo núcleo mediante algún conector, que suele ser casi siempre una preposición.
Fijémonos en algunos ejemplos básicos:
La calle ancha
La ciudad silenciosa
El balón de reglamento
El vecino ruidoso
Se observa que el complemento del nombre puede formarlo un sólo adjetivo (“ancha”, “silenciosa”, “ruidosa”), o también otro tipo de palabra, como un sustantivo (“de reglamento”) que vaya introducido por una preposición, normalmente “de”.
Naturalmente, los complementos adnominales pueden aparecer tanto en el sujeto como en el predicado, y esto los hace mucho más prolíficos que los confinados complementos verbales (directo, indirecto, circunstancial). Veamos:
Los niños corretean por la calle ancha
La niebla cayó y se hizo la noche en la ciudad silenciosa
El chico golpeó el balón de reglamento con todas sus fuerzas
¡Estoy harto de ese vecino ruidoso que tenemos!
Se observa igualmente que el complemento adnominal, cuando aparece en el predicado, puede hacerlo dentro de cualquier otro tipo de complemento. En las dos primeras oraciones, nuestras complementos adnominales están dentro de complementos circunstanciales de lugar. En las dos últimas, en cambio se ha colado dentro de los complementos directos. De donde nunca pueden salir es de un sintagma nominal o preposicional, sea éste el sujeto o un complemento del predicado.
Otra particularidad que tienen los complementos adnominales es su capacidad de encadenarse. Normalmente aparece uno sólo, pero nada nos impide irnos acumulando. Como por ejemplo:
Los niños corretean por la calle ancha de la ciudad silenciosa
El despreciable vecino ruidoso de arriba
Aquí hay más de un complemento adnominal. En la primera oración, en realidad, “por la calle ancha de la ciudad silenciosa” actúa de sintagma preposicional complemento circunstancial del lugar, pero dentro del mismo, tanto “ancha” como “de la ciudad silenciosa” actúan como complementos del nombre (“calle”), y “silenciosa” lo hace como complemento de “ciudad”.
En la segunda oración tenemos tres complementos adnominales al mismo nivel: “despreciable”, “ruidoso” y “de arriba” son, todos ellos, complementos adnominales de “vecino”.