Estructura profunda y estructura superficial
Los conceptos de estructura profunda (o también latente) y estructura superficial (o también patente), son básicos a la hora de comprender que la gramática chomskiana, además de generativa, también es transformacional. Quizá, para entenderlos bien, lo mejor sea lanzar algunos ejemplos:
Ejemplo 1: El fortísimo viento derribó los árboles
Ejemplo 2: El viento, que era fortísimo, derribó los árboles
Ejemplo 3: El viento era fortísimo. Derribó los árboles.
Por poco que nos fijemos, estas tres secuencias dicen exactamente lo mismo. Se afirma en ellas que el viento era muy fuerte, y que ese viento muy fuerte derribó los árboles. Tienen, por tanto, idéntica estructura profunda (o latente). En cambio, su estructura superficial (o patente), es mucho más diversa: poseen palabras distintas (“que” aparece en el ejemplo dos, pero no el uno ni en el tres; “era” aparece en el dos y en el tres, pero no el uno…); se ordenan de diferentes maneras, y sus pausas internas no se corresponden para nada.
Visto este ejemplo, establezcamos algunos conceptos. Para empezar, está bien claro que todas las oraciones poseen una estructura profunda y una estructura superficial. La estructura profunda soporta o contienen el significado de la oración. La estructura superficial es la forma según la cual se presenta la oración, al ser dicha o escrita. Visto desde otro punto de vista, podemos decir que la estructura profunda es abstracta, mientras que la estructura superficial es una realidad física.
Pero, si bien en los ejemplos uno, dos y tres hemos visto oraciones que, poseyendo una misma estructura latente, tenían distintas estructuras patentes, es necesario recalcar que puede darse el caso contrario. Veámoslo en otro ejemplo:
Ejemplo 4: Yo hago el cuarto
En este caso, a la estructura superficial corresponden varias estructuras profundas, a saber: a) “Yo hago (o construyo) el cuarto (objeto)”; b) “Yo construyo o limpio la habitación”; c) “Yo estoy en cuarto lugar”; etcétera. En términos chomskianos diríamos, entonces, que esta oración es ambigua.
En general, el estructuralismo clásico sólo se ocupaba de las estructuras superficiales. Y, cuando entraba a analizar las estructuras profundas, lo hacía con instrumentos tan poco rigurosos que sus resultados distaban mucho de ser satisfactorios.
Además, pare terminar esta aproximación, nos falta decir lo más importante, la definitiva aportación de la gramática chomskiana: se parte de la base que la estructura latente de la frase “El viento era fortísimo. El viento derribó los árboles”, será exactamente idéntica en todas las lenguas. Esas dos proposiciones constituirían el armazón subyacente en cualquier lengua, si un hablante se quisiera referir al viento, a su fuerza y a lo que hizo con los árboles. Lo que variaría, en realidad, serían las manifestaciones patentes de la oración. Así, según Chomsky, las lenguas se diferencian exclusivamente en la estructura superficial de sus oraciones.