El concepto de transformación
Ya conocemos los conceptos de estructura profunda y estructura superficial, así como las aportaciones clave de la gramática generativa y transformacional de la escuela chomskiana.
Además, es importante destacar que las transformaciones no son solo un fenómeno sintáctico, sino que también tienen implicaciones semánticas y pragmáticas. Es decir, no solo cambian la forma de las oraciones, sino también su significado y su uso en el discurso. Por ejemplo, la transformación de pasiva a activa no solo altera la estructura de la oración, sino que también cambia el foco de atención del sujeto al objeto, y puede usarse para enfatizar diferentes partes de la oración en diferentes contextos.
Por otro lado, las transformaciones también juegan un papel crucial en la adquisición del lenguaje. Los niños aprenden a aplicar estas reglas transformacionales a una edad muy temprana, lo que les permite generar una amplia variedad de oraciones a partir de un conjunto limitado de estructuras profundas. Este proceso de aprendizaje es un área de investigación activa en la lingüística generativa.
Sin embargo, como igualmente hemos visto, dentro de una misma lengua puede haber una falta de correspondencia paralela entre la estructura latente y la estructura patente, o lo que es lo mismo, entre el “significado” y la “forma” de la oración. Como vimos en los ejemplos vistos para comprender la diferencia entre ambos conceptos, que viene bien rescatar:
Ejemplo 1: El fortísimo viento derribó los árboles
Ejemplo 2: El viento, que era fortísimo, derribó los árboles
Ejemplo 3: El viento era fortísimo. Derribó los árboles.
Ejemplo 4: Yo hago el cuarto
Significado y forma no han de corresponder y, de hecho, generalmente no corresponden entre unas oraciones y otras. El problema es, pues, este: ¿cómo se relaciona la estructura latente de una oración con su estructura patente? Pues bien, la relación que existe entre una y otra estructura es lo que la gramática chomskiana ha venido a llamar una transformación.
Así, aceptamos que la estructura profunda de un mensaje concreto consta de estas dos proposiciones: “El viento era muy fuerte”; “El viento derribó los árboles”. Vamos a ver ahora cómo esta estructura puede transformarse sintácticamente, es decir, que puede traducirse –en lengua española- por estructuras superficiales bastante diferentes. Veamos:
El fortísimo viento derribó los árboles. Ha actuado aquí la transformación adjetivadora.
El viento, que era fortísimo, derribó dos árboles. Ha actuado la transformación relativa (que es la que echa mano de pronombres relativos).
El viento era fortísimo. Derribó dos árboles. Ha actuado la transformación de supresión (que elimina “el viento” en la segunda oración).
Sin embargo, han actuado también otras transformaciones, al nivel de la fonología y de la morfología, de las cuales sería demasiado extenso ocuparse. Pero, por trazarlas a grandes rasgos, podemos fijarnos en que “muy + fuerte” se ha transformado en “fortísimo”; o que “derribar + pasado + tercera persona + singular” se transforma en derribó. Aunque hayamos de ser aquí escuetos, valgan estos apuntes para esbozar cómo funcionan las transformaciones chomskianas.
Se admite que el hablante-oyente conoce un limitado número de signos (palabras y morfemas) y de reglas, también en número finito, que los relacionan en la estructura profunda. Pero conoce también –y esta es la clave- un número finito de reglas transformacionales, que actúan como multiplicadores y le permiten crear un número infinito de oraciones superficiales.
De esta manera, la gramática básica o profunda de una lengua es muy simple. Consta de muy pocas reglas, que se llaman reglas de escritura. Aplicando pues estas reglas, se construye el indicador sintagmático profundo de una oración.
Las transformaciones, por tanto, son un componente esencial de la gramática generativa, que permite explicar la diversidad y la creatividad del lenguaje humano. Aunque su estudio puede ser complejo, su comprensión nos ofrece una visión más completa y profunda de cómo funcionan nuestras mentes cuando usamos el lenguaje.