Género femenino en profesiones, títulos y cargos (I)
Hoy en nuestro blog, La guía 2000, abordamos un tema controvertido no exento de polémica como es el de la formación del femenino de aquellas palabras que designan profesiones, cargos, títulos y otras tareas llevadas a cabo por el ser humano. El hecho de que haya profesiones que a lo largo de la historia han venido siendo realizadas en exclusiva, o casi en exclusiva, por el hombre ha dado como resultado un cierto dominio del género masculino en muchas de ellas. Ante esto, y antes de llevar al extremo la consideración de la lengua como un ente machista, observemos algunas reglas para la formación de estos femeninos que se basan únicamente en criterios relacionados con la etimología de la palabra, es decir, que atienden más a su forma que a su significado. Veamos cuáles son esas reglas o normas:
1. Los sustantivos que tienen una forma masculina terminada en –o generalmente forman su femenino con la terminación –a.
Ejemplos: médico /médica, diputado /diputada, oftalmólogo / oftalmóloga.
Existen tres excepciones de sustantivos que designan profesiones y terminan en –o, cuyo femenino no sigue esta regla y se comportan como sustantivos comunes en cuanto al género (aquellos que emplean la misma forma para el masculino y el femenino, siendo el artículo y los adjetivos que lo acompañan quienes aportan la información del género del sustantivo). Estos sustantivos que se salen de la norma son: modelo, piloto y testigo. Por tanto, tendremos:
Masculino: el modelo, el piloto y el testigo.
Femenino: la modelo, la piloto y la testigo.
También funcionan como sustantivos comunes en cuanto al género aquellos sustantivos que provienen del acortamiento de otros, como por el ejemplo, el otorrino / la otorrino (otorrinolaringólogo u otorrinolaringóloga).
2. Los sustantivos que terminan en –a generalmente se comportan como sustantivos comunes en cuanto al género, es decir, el artículo y los adjetivos son quienes nos indican si el sustantivo funciona en ese caso como masculino o femenino.
Ejemplos: el/la foniatra, el/la guionista, el/la deportista, el/la terapeuta.
Existen algunas palabras terminadas en -a, que por motivos etimológicos, forman su femenino con el sufijo culto –isa. Como por ejemplo, la palabra profeta cuyo femenino es profetisa. La palabra poeta, sin embargo, posee dos femeninos la poeta y poetisa.
Hemos visto en los ejemplos algunas palabras terminadas con el sufijo –ista (guionista, deportista), y normalmente estas palabras se comportan como sustantivos comunes en cuanto al género, solamente hemos de señalar una excepción: el sustantivo modista ha generado el masculino modisto.
3. Los sustantivos que terminan en –e se comportan normalmente también como sustantivos comunes en cuanto al género.
Ejemplos: el conserje / la conserje, el pinche / la pinche.
Algunos sustantivos con esta terminación forman su femenino a través de los sufijos –isa, -esa e – ina. Como por ejemplo, sacerdote / sacerdotisa, alcalde / alcaldesa, héroe / heroína.
Otras pocas palabras terminadas en –e constituyen su femenino con la terminación –a. Es el caso de jefe / jefa, sastre / sastra, cacique / cacica.
Encontramos también algunas excepciones en palabras terminadas en –ante o –ente, que aunque normalmente funcionan como sustantivos comunes al género, pueden tomar la terminación -a para la formación del femenino. Estas excepciones son: clienta, dependienta, presidenta y gobernanta.
En el siguiente artículo seguiremos desarrollando el tema que nos ocupa. ¡No dejes de leerlo!