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Charlie y la fábrica de chocolate de Roald Dahl

Publicado por A. Cerra

El autor galés Roald Dahl (1916 – 1990) es uno de los grandes autores de literatura infantil del siglo XX. Un escritor que tiene varias obras cuyo nombre nos suena a todos, como por ejemplo Matilda, o el libro que aquí nos ocupa: Charlie y la fábrica de chocolate, publicado en 1964. Una historia que si no se ha leído, al menos si se conoce por las versiones cinematográficas que se han hecho de él, tanto la primera protagonizada por Gene Wilder como la última y espectacular dirigida por Tim Burton con Johnny Depp en el papel principal.

Curiosamente, Roald Dahl compaginó la escritura de libros infantiles como este, con otros dirigidos a un público adulto. Y en ese segundo tipo de textos, opta por los relatos de terror, salpimentados con algo de humor, sobre todo un humor negro y macabro.

Pero volvamos a Charlie y la fábrica de chocolate. En ella nos cuenta como un rico potentado del chocolate, propone un concurso con sus chocolatinas, para que cinco niños puedan entrar a su maravillosa factoría.

Y uno de los niños premiados va a ser Charlie Bucket, un muchacho de una familia pobre cuya máxima ilusión es en entrar a la fábrica, aunque su familia casi no cuenta con recursos ni para comprar una de esas chocolatinas.

Sin embargo, la suerte está de su lado y finalmente consigue la etiqueta dorada que es el premio. Este Charlie Bucket se va a convertir en nuestros ojos en la novela, ya que en los libros infantiles de Dahl por regla general todo está contado con el punto de vista de los más pequeños. Algo que siempre le da un toque de lo más encantador a sus obras, muy cercano para los lectores jóvenes y también atractivo para los adultos, que así se les invita a recordar las sensaciones de su infancia. Lo cual también hacía Dahl al escribir sus textos, ya que por ejemplo la fábrica de chocolate de este libro puede estar inspirada en otra que había junto al pueblo galés donde pasó unos años estudiando.

No obstante otro denominador común en los libros infantiles de este autor es el derroche de fantasía que hay en sus páginas. De esta manera la visita a la fábrica de chocolate del excéntrico Willy Wonka es el descubrimiento de un mundo mágico, donde son claves los pequeños Oompa-loompas que aquí trabajan.

Por cierto la presencia de estos personajes trajo cierta polémica sobre el libro, y a Dahl se le acusó de racista y esclavista, al colocar unos pigmeos de origen africano como obreros que trabajaban solo a cambio de granos de cacao.

Sin embargo, esa polémica ya es cuestión de adultos y aquí nos interesa la literatura infantil y las lecciones que pretende dar. Ya que todo el libro de Dahl plantea cuestiones sobre la educación y el buen comportamiento de los jóvenes, algo que puede acarrear recompensas muy positivas. Como le pasa a Charlie Bucket al final de la novela, pero eso no lo vamos a desvelar aquí.