El lenguaje de las flores de Vanessa Diffenbaugh
La escritora Vanessa Diffenbaugh, nacida en San Francisco en 1978, escribió hace unos pocos años su primera novela y rápidamente se convirtió un verdadero fenómeno editorial en numerosos países. Esa novela fue El Lenguaje de las flores.
Ese título, y por supuesto también la trama de la que hablaremos a continuación, remite a libro mucho más antiguo: El lenguaje de las flores escrito en el siglo XIX por el francés Charlotte de Latour. Una obra en la que se especificaba con todo detalle una serie de códigos que se habían establecido durante la época victoriana, unos tiempos donde exhibir las emociones y los sentimientos no estaba bien visto. Por esa razón se había creado ese lenguaje, en el que las flores eran capaces de transmitir todo aquello que se sentía. Aquello, además de ser un código, también sirvió para que se desarrollara la “floriografía”, un fenómeno decimonónico que provocó la publicación de numerosos diccionarios de flores.
No obstante, hay que decir que la novela de Diffenbaugh no está ambientada en aquella época. Se desarrolla en la California actual. Pero su protagonista, Victoria Jones, es conocedora de ese lenguaje floral. Lo aprendió de niña en uno de los hogares de acogida en los que tuvo que residir. Sí, porque su infancia no fue nada fácil tras numerosas tutelas. De esta manera el resultado es un joven arisca y muy introvertida, incapaz de expresar sus sentimientos, aunque en realidad no sabe ni interpretarlos.
En cambio sabe hacerlo a la perfección para el resto de las personas. Por ello, al alcanzar la mayoría de edad y tener que buscarse la vida por sí sola, las flores van a ser su salvación. Sus conocimientos y capacidades la van a hacer triunfar en una floristería, donde puede realizar los ramos apropiados para cada cliente y cada situación.
No obstante, de pronto aparecerá un joven misterioso que parecer conocer secretos de su pasado, y ese será el punto de inflexión para que deba resolver esos conflictos internos y tenga capacidad para vivir la vida y ser feliz.
En definitiva, una novela que trata muchas cosas: la infancia, la figura de una madre, el amor, la amistad y la identidad. Es decir, estamos ante una trama ambiciosa, pero que ciertamente está narrada de forma muy lograda, alternando lo dramático, hasta cruel, con otros episodios de tono más encantador. De hecho, críticos de todo el mundo definieron este relato y su modo de desarrollarse como una narración de calidad, y especialmente hipnótica, por su capacidad de atrapar a los lectores.